¿Murió la Asociación del Transpacífico (TPP)? ¿China está buscando reemplazar al vacilante bloque comercial regional y suplantar a los Estados Unidos como un campeón del libre comercio entre las naciones del Pacífico y en todo el mundo? ¿Y cómo se navega ahora en la “sopa de letras” resultante de la abreviación de los acuerdos comerciales del Pacífico (véase también la Asociación Económica Regional Amplia, o RCEP, y el Área de Libre Comercio de Asia y el Pacífico, FTAAP)?
Abundaron las preguntas cuando China envió a una delegación de alto nivel a la ciudad chilena de Viña del Mar para dialogar con los 12 miembros existentes del TPP y con Corea del Sur sobre el futuro de la integración económica de Asia y el Pacífico. Mientras que Yin Hengmin, enviado especial de China para asuntos de América Latina y el Caribe, expresó inequívocamente la posición de su país sobre el comercio: “China promueve la integración económica de Asia-Pacífico y también apoyamos firmemente la integración global”, y así refutó la misión de China de apoyo a una alternativa al TPP.
Tras la retirada del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, del TPP a través de una orden ejecutiva poco después de asumir el cargo, ha surgido especulación sobre como sería un bloque dirigido por China u otro grupo de países asiáticos. En medio de la incertidumbre sobre cómo el nuevo proteccionismo de los Estados Unidos impactará en la economía global y cuál de las muchas propuestas comerciales del Pacífico prevalecerá, un punto importante sigue siendo: ¿Qué significa todo esto para los estándares sociales y ambientales entre los países miembros?
TPP, RCEP, FTAAP: Con todas las letras
Doce países (sin incluir a China) firmaron la propuesta final del TPP en febrero de 2016 después de siete años de negociaciones. Junto con el crecimiento económico y la reducción de la pobreza, el ex presidente estadounidense Barack Obama afirmó que el TPP “promovería la transparencia, la buena gestión gubernamental y el aumento de las protecciones laborales y ambientales”. Sin embargo, el acuerdo, que incluye a las principales economías globales como Estados Unidos, Japón, Canadá, Australia y México, y que representaría alrededor del 40% del PIB, se encuentra paralizado en su formato actual, ya que requiere la ratificación estadounidense.
El FTAAP es una propuesta del Foro de Cooperación Asia-Pacífico (APEC) que el Ministerio de Relaciones Exteriores de China ha respaldado como una versión más inclusiva y simplificada del TPP. La propuesta existe desde hace décadas y progresa lentamente, con el compromiso de los países a revisar los avances hacia su puesta en marcha antes del año 2020.
Luego está el RCEP. Esta propuesta está dirigida por los 10 países de la ASEAN (Asociación de Naciones del Asia Sudoriental) y también incluye a China, Japón, Corea del Sur, Nueva Zelanda, Australia e India. Representa alrededor del 24% del PIB mundial y al 46% de la población mundial. Excluye a los Estados Unidos.
Obama escribió sobre el RCEP; “ciertamente no impondrá altos estándares para nuestros trabajadores y nuestro medio ambiente”, refiriéndose a la falta de protecciones escritas en la propuesta.
Yu Zheng, profesor de política internacional en la Universidad de Fudan, está de acuerdo en que, al menos en teoría, el TPP cuenta con estándares más altos en los frentes laborales y ambientales. “Cuan probable es que los países miembros cumplan con estas normas es un tema muy diferente”, dijo a Diálogo Chino.
También se ha sugerido que el RCEP implicaría una carrera cuesta a abajo, o hacia la “armonización” de los estándares entre los países miembros que no se consideran completamente conformes con las reglas del mercado. Sin embargo, Zheng argumenta que compatibilizar los estándares es una meta realista y podría incrementar la participación y el cumplimiento en los tratados internacionales. “Después de todo, lo que importa mucho más que el tratado en si mismo es el cumplimiento”, aseguró.
TPP: ¿el mal menor?
Si bien el TPP puede suponer mayores protecciones ambientales y laborales, aún no queda claro la forma en la cual se lograría, según Ciro Salazar Valdivia, investigador independiente y director de Peruanos contra el TPP.
Salazar señala la “flexibilidad” del lenguaje en el acuerdo que sólo requiere que los países expresen “un compromiso” para implementar los acuerdos ambientales internacionales – sin ninguna obligación. “Como bien sabemos, en los acuerdos comerciales internacionales, cada letra es importante”, dijo.
Basándose en su enfoque sobre los productos de alto contenido de carbono, una mayor integración comercial a través de acuerdos multilaterales también tiene el efecto de aumentar las emisiones de gases de efecto invernadero, de acuerdo a un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Sin embargo, una mayor apertura comercial podría facilitar la adopción de tecnologías que reduzcan la intensidad de emisiones de los bienes y sus procesos de producción y conduzcan a una transición a métodos de producción menos intensivos en su nivel de energía, concluye el informe.
El crecimiento de los últimos años en las relaciones comerciales y de inversión entre China y los países latinoamericanos como Perú, que se ha centrado principalmente en la minería, se asocia con un debilitamiento de las normas ambientales del sector. Si bien sigue siendo responsabilidad de los países que necesitan de la inversión extranjera para mantener sus propias regulaciones nacionales, esto puede ser un desafío, reconoció Zheng.
“El capital internacional, independientemente de sus orígenes, tiende a presionar a los países receptores para que modifiquen sus reglamentos internos con el fin de acomodar a los inversores extranjeros”, dijo Zheng.
En lugar de centrarse en estándares ambientales comparativamente más bajos en Asia, China puede servir como un ejemplo útil sobre cómo no perseguir el crecimiento a cualquier costo: “Es esencialmente un equilibrio entre el crecimiento a corto plazo y el desarrollo a largo plazo”, dijo Zheng, y agregó que “uno de los mayores efectos secundarios del alto crecimiento de China es la degradación ambiental, es una gran lección que otros países en desarrollo, incluyendo Perú, deberían aprender”.