A medida que los préstamos chinos siguen llegando a los países latinoamericanos, en ambos lados de la mesa de negociación crecen las preocupaciones sobre cómo se gasta este dinero y cómo será reembolsado.
Para las autoridades chinas la preocupación más inmediata es la capacidad de los gobiernos con economías más inestables, en particular Venezuela, para la devolución de préstamos respaldados por petróleo de miles de millones de dólares en un contexto de caída del precio del crudo a nivel global.
Los préstamos respaldados por petróleo con socios internacionales también están en el corazón de la crisis política en Venezuela. La Corte Suprema aliada con el gobierno recientemente asumió las funciones de la Asamblea Nacional controlada por la oposición, que desde hace mucho tiempo argumenta que las empresas petroleras conjuntas requieren de la aprobación del Congreso y sin esta autorización son ilegales. Desde entonces, la Corte Suprema ha revertido su decisión de cerrar el congreso después haber provocado fuertes críticas internacionales por haber tomado una medida antidemocrática.
A finales de 2015 China mantuvo con Venezuela una deuda que concentró un total de US$53 mil millones de dólares. Diálogo Interamericano, sin embargo, considera que esta deuda en realidad podría alcanzar los US$62 mil millones. Pero a pesar de la profunda recesión en Venezuela, China ha continuado con los préstamos. Sólo en noviembre de 2016 le prestó a Venezuela unos US$2.2 mil millones.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, le agradeció a China en un discurso televisado: “Muchas gracias por todo el apoyo que le han dado a Venezuela en el 2014, 2015 y especialmente en el 2016. Nuestra hermana mayor China no ha dejado sola a Venezuela en momentos difíciles”.
Pero ante un contexto económico mundial cambiante, China no puede continuar prestándoles a los países latinoamericanos sin ningún tipo de preocupación. Las estadísticas de Inter-American Dialogue exhiben que en 2016, el 92% de los préstamos de China a América Latina fueron destinados a Ecuador, Venezuela y Brasil. Tres naciones que enfrentan serios desafíos económicos.
La economía brasileña ha ido decayendo desde el 2014; la situación económica en Venezuela continúa deteriorándose; y en el 2015 Ecuador puso fin a sus 15 años de crecimiento económico sostenido.
Los expertos señalan dos desafíos para la cooperación económica futura entre China y América Latina: cómo los países latinoamericanos pueden utilizar mejor la inversión china para lograr un desarrollo sostenible; y cómo puede el gobierno y las empresas de China tomar decisiones de inversión menos riesgosas y más ambientalmente responsables.
Préstamos petroleros alrededor del mundo
La economía venezolana prácticamente se ha detenido y tiene una calificación crediticia extrema. Ya no puede pagar los US$19 mil millones en préstamos que le debe a China.
Wu Guoping, investigador principal del Instituto de Estudios Latinoamericanos, que forma parte de la Academia China de Ciencias Sociales, sostiene que las dificultades económicas de Venezuela están vinculadas a las limitaciones inherentes de su sector petrolero.
Venezuela tiene las mayores reservas de petroleras del mundo, pero produce menos del 20% de la producción de Arabia Saudita, ya que el petróleo de Venezuela es más pesado y, por lo tanto, más costoso de extraer y refinar. “Sólo es rentable si el precio del petróleo es de US$60 o más”, según Wu. Pero este no ha sido el precio desde noviembre de 2014.
Venezuela paga sus préstamos con petróleo por un valor equivalente. Pero los contratos en los que se establecieron los préstamos a cambio de petróleo se firmaron cuando el precio del petróleo era mayor, y ahora el país tiene que suministrar cantidades superiores a lo esperado.
Según Reuters, Venezuela comenzó a retrasarse con los envíos de petróleo a China y Rusia en 2016, y la petrolera nacional Petróleos de Venezuela (PDVSA) no suministró petróleo por un valor de US$ 750 millones ese año.
Además de las cargas perdidas y las dificultades de refinamiento (China tuvo que construir una nueva refinería específicamente destinada al petróleo venezolano más pesado), el petróleo venezolano tiene que ser enviado a la mitad del mundo para poder llegar a China. Teniendo en cuenta todo esto, Wu considera que ésta es una opción demasiado costosa para China.
De las exportaciones a la autosuficiencia
Para los países latinoamericanos, incluida Venezuela, el tema crucial es cómo utilizar los préstamos. Kevin Gallagher, profesor de la Universidad de Boston y especialista en América Latina, dijo: “China no puede ser la que desencadene [más] sostenibilidad, pero si América Latina logra una actuación conjunta, los chinos podrían proporcionar algún financiamiento real”.
América Latina es rica en recursos naturales, que se exportan como materias primas, más que como productos procesados. Los préstamos de los bancos chinos se centran en energía, minería e infraestructura.
Según Gallagher, los gobiernos latinoamericanos principalmente utilizan los préstamos chinos para construir infraestructura entre minas y campos petroleros hasta refinerías y puertos, muy lejos de lo que constituye una integración económica real o desarrollo sostenible.
En el nuevo libro de Gallagher, The China Triangle (El triángulo de China), sostiene que la situación en muchas naciones latinoamericanas ha llevado a un desequilibrio comercial en donde los países dependen fuertemente de las exportaciones. Los beneficios obtenidos de la exportación de recursos naturales se reinvierten en los sectores extractivos en lugar de hacerlo en la economía sostenible y el desarrollo social.
La política interna es un factor importante en la configuración de las opciones de inversión de los gobiernos latinoamericanos. En Venezuela, el partido gobernante “izquierdista” aprovechó los beneficios del sector petrolero para financiar las políticas de bienestar social para mantener felices a los votantes. La administración de Chávez ofreció educación gratuita y atención médica, y emitió pagos ocasionales a los más pobres. Pero en infraestructura como puede ser el caso de las autopistas, que tienen un impacto menos visible en el bienestar público, no mejoró durante aquel período de auge económic
Wu cree que la transición económica de China está cambiando la estructura de la demanda interna de importaciones. Para América Latina es tanto una oportunidad para mejorar sus industrias como también un desafío a superar.
Gallagher también dijo a Diálogo Chino que si la transición de China hacia una economía más verde sucede sin inconvenientes, puede que ya no necesite más y en el mismo grado las materias primas que América Latina actualmente suministra.
En 2013, el 9% de todas las exportaciones de América Latina y el Caribe fueron a China, incluyendo el 15% de las exportaciones de la región en agricultura y de las industrias extractivas.
Inversión en América Latina
La mayor parte del dinero que fluye de China a América Latina es en forma de préstamos políticos en lugar de inversión directa. China ha prestado más de 140.000 millones de dólares a América Latina desde 2005 y es el mayor acreedor de América Latina. Pero China representa menos del 10% de las inversiones directas en América Latina, y el 90% de las inversiones se destinan a dos centros financieros extraterritoriales, las Islas Caimán y las Islas Vírgenes Británicas.
A pesar de las pequeñas cantidades de inversión directa, la falta de investigación todavía sigue causando problemas a los inversores chinos. Por ejemplo Chinamax, una agencia del Ministerio de Comercio que promueve la inversión china en Oriente Medio, invirtió en Dragon Mart Cancún, un desarrollo minorista y residencial en México. Pero el proyecto fue detenido casi al final, debido a la tala de árboles protegidos.
Enrique Dussel Peters, profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México, dijo recientemente a Diálogo Chino que las empresas chinas, estatales o privadas, no tenían un entendimiento adecuado de México, y que en el proyecto Dragon Mart el socio local de la firma china falló en la explicación de la ley mexicana y sus sistemas – y por lo tanto el proyecto fue detenido por no cumplir con las normas ambientales.
Li Zhiguo, un abogado especializado en inversiones en el extranjero, dijo a diálogochino que las empresas estatales chinas están demasiado obsesionadas con la obtención de materias primas en lugar de entender los entornos legales locales, y además carecen de una “cultura corporativa” madura. Cualquiera de estos factores puede ser la causa para que una inversión fracase.
Wu Guoping piensa que por lo menos hay dos factores que conducen a las firmas chinas a generar controversia e incurrir en el daño de su reputación cuando invierten en el extranjero.
En primer lugar, las empresas chinas invierten principalmente en recursos y minería, donde hay un mayor riesgo de impacto ambiental. En segundo lugar, las inversiones se llevan a cabo principalmente por grandes empresas estatales en las economías dirigidas por el Estado, lo que significa que no se enfrentan a las mismas presiones para ser competitivos en virtud de las reglas del mercado.
Wu cree que las empresas chinas necesitan profundizar en cuál será la tasa de retorno de una inversión. Esto es particularmente cierto cuando se invierte en infraestructura en América Latina. Se necesita una investigación más profunda sobre cómo se construye y se maneja la infraestructura para asegurar que los beneficios económicos y sociales tengan un resultado en el proyecto.
Wu dice que a medida que las inversiones de China en el extranjero aumentan, la competitividad de las empresas chinas en los mercados latinoamericanos se incrementará, creando gradualmente un mecanismo de diálogo de mercado más equilibrado. Esto le permitiría a las empresas chinas ganar respeto como actores informados del mercado financiero, así como ayudar a evitar riesgos de inversión innecesarios en ambos lados.