Los delegados que asistieron a una reunión internacional el mes pasado no lograron ponerse de acuerdo sobre el establecimiento de nuevas áreas marinas protegidas (AMP) en el Océano Austral. A pesar del sentido de urgencia destacado por los conservacionistas debido al cambio climático y al crecimiento de la pesca en la Antártida, las discusiones se aplazarán hasta el próximo año.
Veinticinco países y la UE participaron en la 39ª reunión anual de la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Antárticos (CCRVMA), que regula el uso de los recursos en la región. En 2002, la comisión acordó crear una red de zonas marinas protegidas, pero los progresos han sido lentos.
La reunión fue más corta de lo habitual y totalmente en línea debido a la pandemia, lo que significó menos tiempo para negociar y ninguna oportunidad de reunión informal, como cenas y cócteles. Los delegados tuvieron problemas de conectividad y el orden del día fue limitado, con los debates sobre las AMP incluidos en la sección “cualquier otro asunto”.
La mayor parte del tiempo se utilizó para examinar las pruebas presentadas por Nueva Zelandia de que un buque ruso estaba pescando ilegalmente en aguas protegidas. No pudieron llegar a un consenso para añadirlo a la lista de la CCRVMA de buques que participan en la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR), por lo que se le permitió seguir pescando.
“Estamos muy decepcionados y frustrados con todo el proceso. La conservación es el mandato de la CCRMVA y ellas [las AMP] merecen un debate completo”, dijo Andrea Kavanagh, directora del trabajo de Pew en la Antártida y el Océano Austral. “Rusia negoció para que la reunión se organizara de esta manera y desbaratara la discusión”.
Tres propuestas, sin acuerdo
Los países tenían tres propuestas de AMP sobre la mesa, pero ninguna de ellas se adelantó. La más antigua, que se pensó que tenía la mejor oportunidad, es la de proteger tres bloques de océano y suelo oceánico a lo largo de la Antártida Oriental, una zona rica en corales de aguas frías que proporciona zonas de forrajeo para los pingüinos. Se ha discutido durante ocho años seguidos.
También estaba sobre la mesa la creación de una AMP de 1,8 millones de km2 en la zona del Mar de Weddell, adyacente a la península Antártica. Fue originalmente propuesta por la UE y luego apoyada por otros países. Si se creara, sería la mayor reserva natural del mundo.
Finalmente, hubo una propuesta de Argentina y Chile para crear una AMP al oeste de la península antártica. La zona es particularmente vulnerable a los efectos del turismo, la actividad pesquera y el calentamiento de la Tierra. Hasta el 75% de todo el krill antártico se encuentra allí, un hecho que movió a ambos países a trabajar juntos.
“La falta de progreso en el establecimiento de AMPs y en abordar activamente el cambio climático es particularmente preocupante y pone en duda el liderazgo de la Convención”, dijo Rodolfo Werner, asesor principal de la Coalición para el Antártico y el Océano Austral (ASOC), que ha estado asistiendo a las reuniones de la CCAMLR durante más de 10 años.
Los países acordaron la primera AMP de la Antártida en 2009, un área de 94.000 km2 por debajo de las Islas Orcadas del Sur. Luego, en 2016, negociaron con éxito el mayor parque marino del mundo, que abarca 1,55 millones de km2 en el Mar de Ross. (Se llama parque marino porque, a diferencia de una AMP permanente, su estatus tendrá que ser renovado después de 35 años).
Pero desde entonces las negociaciones han sido difíciles. Una nueva AMP requiere un consenso de los 26 miembros de la comisión. Mientras que algunos países quieren AMPs de no captura (donde las industrias extractivas están prohibidas), otros quieren mantener sus derechos de pesca, principalmente China y Rusia.
Aún así, hubo algunas razones para ser optimistas este año. Australia y Uruguay firmaron para copatrocinar la AMP del Mar de Weddell, mientras que Noruega y Uruguay hicieron lo mismo con la propuesta de la Antártida Oriental. La mayoría de los países también se unieron a una declaración que respaldaba la importancia de las áreas protegidas, que fue presentada por la UE.
El futuro de la protección de las aguas de la Antártida
Los delegados se reunirán de nuevo en la misma época el año próximo para seguir debatiendo las propuestas para proteger el Océano Austral. La reunión, que podría ser presencial en lugar de en línea si la pandemia lo permite, coincidirá con el 60º aniversario del Tratado Antártico, que regula las relaciones internacionales en la Antártida.
Los conservacionistas creen que el aniversario podría crear un impulso para aprobar finalmente las tres propuestas de AMP que están actualmente sobre la mesa. No hay tiempo que perder. Sólo un poco más del 7,5% del océano está actualmente protegido por AMP, y los expertos y organizaciones piden que el 30% esté protegido para el 2030.
Necesitamos que los políticos de alto nivel y los jefes de estado hagan de la protección de los océanos una prioridad
“Todos necesitamos unirnos en estos tiempos difíciles. El cambio climático y la crisis de la biodiversidad no van a desaparecer. La pesca ilegal debe ser erradicada. Tenemos las soluciones y los compromisos para proteger el Océano Austral y su icónica vida silvestre. Es hora de que le demos al mundo esperanza”, dijo Chris Johnson de WWF.
La victoria de Joe Biden en las elecciones de EE.UU. podría ayudar en este sentido. En 2016, la zona protegida del Mar de Ross se estableció en gran parte gracias a las reuniones bilaterales de alto nivel entre el ex presidente Obama y el presidente Xi Jinping. Desde entonces, China se ha mostrado reacia a dar luz verde a la nueva AMP.
Una mejor relación entre los dos países podría ayudar a que las negociaciones avancen. Nengye Liu, profesor asociado de la Escuela de Derecho Macquarie de Australia, dijo: “Los EE.UU. son un actor muy poderoso y si se comprometen con el sistema internacional existente, eso probablemente hará una diferencia”, dijo.
La Antártida y el Océano Austral contienen aproximadamente el 90% del hielo del mundo y alrededor del 70% de su agua dulce. Sus corrientes son responsables de mantener la biodiversidad marina en todo el mundo, incluido el krill antártico que se desplaza desde la superficie del océano hasta sus profundidades, transportando el carbono de nuestra atmósfera.
Los expertos coinciden en que la creación de una red de reservas marinas ofrece la oportunidad de conservar y estudiar zonas naturales en gran parte intactas. Aunque hacen poco por reducir los efectos del cambio climático, las AMP pueden ayudar a asegurar que otras actividades como la pesca no exacerben los impactos en la región.
“A pesar de los mejores esfuerzos de muchos delegados nacionales en la lucha por la protección de la Antártida, está claro que durante el próximo año necesitamos que los políticos de alto nivel y los jefes de estado hagan de la protección de los océanos una prioridad. No podemos permitirnos ver la misma falta de progreso en 2021”, dijo Will McCallum, jefe de océanos de Greenpeace UK.