Cuando sus chances de ganar todavía eran mínimas, el entonces presidenciable Jair Bolsonaro vendía el niobio – material base que se utiliza en aleaciones metálicas livianas en las industrias aeroespacial, armamentista, automotriz, electrónica y de la construcción civil — como el gran salvador de Brasil.
En 2016, durante una visita a la productora más grande del mundo, la Compañía Brasileña de Metalurgia y Minería (CBMM), Bolsonaro dijo que el mineral podría ser “más importante que el petróleo” y resaltó la influencia positiva de la empresa en la ciudad de Araxá, en Minas Gerais, que había construido casas para los trabajadores y una escuela para sus hijos.
“Quisiera que el resto de las empresas particulares tuvieran este modelo de gestión”, afirmó Bolsonaro al finalizar la visita. “Y las públicas, más todavía. Seríamos un gran país, estoy totalmente seguro.”
Bolsonaro solamente tenía una crítica: la participación de empresas chinas en la extracción de niobio en Brasil, que consideraba excesiva. China no solamente compra más de un tercio de la producción brasileña de niobio, sino que, desde 2011, ya invirtió más de 3.000 millones de dólares en su extracción y enriquecimiento.
El día a día de la minería en Brasil está lleno de contaminación ‘silenciosa’ que se viene arrastrando durante años y décadas”
Pero el otro lado de la historia no le llamó la atención: las cuantiosas y antiguas denuncias de comunidades que habitan el entorno de las minas de niobio sobre la existencia de contaminación en el aire y en cursos de agua y de enfermedades. Más allá de los embates geopolíticos y de los mitos, la producción brasileña viene causando problemas que prácticamente se desconocen.
“El día a día de la minería en Brasil está lleno de contaminación ‘silenciosa’ que se viene arrastrando durante años y décadas”, afirma Fray Rodrigo Péret, miembro del Grupo de Trabajo de Minería de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil, quien hizo un seguimiento de las denuncias de contaminación en Araxá.
Inversiones chinas
El consorcio_China Niobium Investment Holdings Ltd., formado por estatales chinas, adquirió el 15% de la CBMM en septiembre de aquel año, en una operación de 1.950 millones de dólares. La empresa posee el 75% de la producción global del ferroniobio, una aleación metálica de mayor resistencia que se utiliza para fabricar aceros con mayor valor agregado.
En 2018, la CBMM exportó más de 84.000 toneladas de ese producto y el país que más compró fue China, con 30.000 toneladas. Recientemente la empresa anunció que planea expandir su producción anual a 150.000 toneladas hasta el 2020.
Con respecto al segundo polo productor global de niobio, éste es controlado por una empresa china de las ciudades goianas de Catalão y Ouvidor. La empresa China Molybdenum (CMOC), que está entre las mayores productoras globales de cobre, adquirió las operaciones de las minas de Chapadão y Boa Vista en 2016 por 1.500 millones de dólares. Así, CMOC se apoderó del 10% de la producción global. Actualmente también extrae fosfato en la localidad.
China ha consolidado su relación comercial con el estado de Goiás. En un lapso de diez años, ha más que triplicado su total de importaciones: de 736 toneladas que importaba en 2005, pasó a 2.729 en 2015.
“La demanda de niobio y su aplicación en la fabricación de acero se han transformado en estratégicas. Porque, al fin y al cabo, China posee megaestructuras de construcción civil e invierte en industrias de alta tecnología”, dice Ricardo Fernándes, profesor de la Universidad del Estado de Goiás (UEG).
El contexto inspiró, por lo menos parcialmente, la postura anti-china del ex-capitán del ejército y actual presidente. “No podemos hacer lo que hicimos hace poco, entregarle el niobio de Catalão a un país. ¿Es posible que pase algo así? El niobio debe ser nuestro, de una empresa brasileña”, afirmó Bolsonaro poco después de las elecciones de 2018, en una de sus transmisiones para sus seguidores.
Hegemonía global, daños silenciados
Bolsonaro quedó maravillado con la actuación de CBMM en Araxá. Pero no mencionó el costo humano de las operaciones. Hay denuncias de polución y contaminación además de impactos sociales sobre comunidades tanto de Minas Gerais como de Goiás.
El caso de Araxá, donde la mina opera hace más de cincuenta años, es el más duradero. El episodio más grave sucedió en 1982, se trató de un caso de contaminación que todavía no fue solucionado por completo y cuyos efectos perduran hasta los días de hoy.
En aquella época, el proceso de extracción de niobio realizado por CBMM producía una reacción química que generaba cloreto de bario soluble, que se depositaba en una de las represas del complejo minero.
La dependencia de Araxá en lo relativo a la recaudación, producción y distribución de CBMM es total. Con un modelo minero como éste, es difícil hacer una crítica, hacer que las cosas cambien
El bario comenzó a filtrarse en el interior de pozos de agua que abastecían a la población del barrio Complexo do Barreiro, situado en los alrededores de la mina, y también en cursos de agua ubicados muy cerca de la represa. Si es ingerida durante períodos largos, la sustancia pode provocar problemas graves de salud.
“Hubo contaminación principalmente porque los desechos y fluidos presentaban elevadas concentraciones de cloreto de bario, que es bastante soluble y se diseminó a través de medios subterráneos en tenores más elevados que los habituales, inclusive para esta región”, apunta una nota técnica de 2015, realizada en colaboración entre la Fundación Estatal del Medio Ambiente y el Instituto Minero de Gestión de Aguas, para dar seguimiento a la evolución del caso.
La empresa ha afirmado en reiteradas ocasiones que el desastre no afectó la Estancia Hidromineral de Barreiro y que la reparación de los pozos presenta resultados concretos. El lugar del hecho es el principal punto turístico de Araxá, famoso por el poder medicinal de sus aguas y su barro.
Desde entonces, la minera ha cambiado el método de extracción del niobio. Sin embargo, y más de tres décadas después, el problema de la contaminación no se resolvió. En 2018, el Ministerio Público del estado y la CBMM firmaron un acuerdo de reparación de los daños ambientales causados por la empresa.
517 procesos relativos a la contaminación de 1982 se negaron
El acuerdo se firmó menos de un mes después de que el Tribunal de Justicia de Minas Gerais negara, de una sola vez, 517 procesos relacionados con la contaminación ambiental de 1982. Los juicios fueron iniciados por moradores de Barreiro contra la minera y la empresa Bunge, haciéndolos responsables por los daños a la salud de la población.
Las denuncias y las resoluciones chocaron contra el poderío de la empresa, cuenta fray Rodrigo Péret.
“Se puede percibir la influencia política de CBMM en un episodio reciente, cuando la empresa contribuyó con recursos para la construcción de la nueva sede de la Cámara Municipal de Araxá”, afirmó.
Péret es miembro del consejo ambiental de la región y viene denunciando que la ciudad hace varios años que viene enfrentando problemas relacionados con la minería.
“La dependencia de Araxá en lo relativo a la recaudación, producción y distribución de CBMM es total. Con un modelo minero como éste, es difícil hacer una crítica, hacer que las cosas cambien”, completa Péret.
En Goiás también hubo denuncias relacionadas con la producción de niobio. Ricardo Fernandes, profesor de la UEG, realiza una investigación sobre el tema desde 2010. Ha liderado estudios en la comunidad campesina de Coqueiros, ubicada en los alrededores del complejo CMOC, e hizo un levantamiento de las críticas de la población.
La lista de problemas incluye la disminución del flujo de las aguas de arroyos y nacientes, degradación del aire, contaminación sonora y grietas en las paredes de las casas resultantes de las explosiones de la mina Boa Vista.
“Algunas personas de la tercera edad relataron problemas respiratorios, los cuales se habrían agravado debido a partículas provenientes de la minería que están en el aire”, explica Fernándes. “Además, resaltaron que han sido presionados para vender sus tierras, lo que amenaza la memoria y las relaciones de pertenencia de las familias con el lugar”.