Desde el 5 de noviembre de 2015, día en que el torrente de lodo pasó por el lugar, el escenario que se vive en los alrededores de la ciudad brasileña de Mariana es desolador. Ese día, el rompimiento de la represa de Fundão, que es operada por la minera Samarco, provocó una avalancha de residuos que mató a 19 personas, destruyó cinco pequeños pueblos, contaminó un área de 17 km2 y ha ido contaminando 663,2 km del río Doce que desembocan en el océano Atlántico. En este momento, la mancha que se ha formado en el mar se desplaza hacia el sur. El Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de Recursos Naturales (Ibama) continúa investigando si los residuos arrojados llegaron al Parque Nacional Marino de Abrolhos, archipiélago que sirve como refugio para diversas especies en extinción. Los ambientalistas ya no dudan al afirmar que se trata del desastre ambiental más importante en toda la historia de Brasil. Pero ni siquiera así la minera ha presentado un plan de recuperación que las autoridades brasileñas puedan considerar como satisfactorio. Samarco, una empresa que pertenece a la empresa brasileña Vale y a la británica BHP Billiton, entregó una propuesta que ha sido rechazada por el Ibama, que la consideró “genérica y superficial” ante la magnitud del desastre ambiental ocasionado. “Nos entregaron un plan conceptual, en el cual no se consideraron las proporciones del accidente. No se presentó una metodología”, explicó Fernanda Pirillo, jefa de fiscalización del Instituto. “El diagnóstico del impacto ocasionado es extremadamente superficial. Por ejemplo, no han tomado en cuenta la fauna ictícola”. El plazo para que la minera entregue las actualizaciones exigidas por el organismo vence el día 17 de febrero. En el caso de que Samarco no cumpla con la meta, se le podría aplicar una nueva multa. Hasta el momento, la empresa no pagó ni un centavo de los casi USD 63 millones de la multa que le aplicó el Ibama desde el rompimiento. Según el organismo, la minera apeló y el caso será encaminado a la justicia.
El estrago ambiental
La represa de Fundão contenía 50 millones de m3 de desechos de mineral de hierro. Según el Ibama, el desecho es clasificado como no peligroso y no inerte para hierro y manganeso. Treinta y cuatro millones de m2 fueron arrojados al medio ambiente con el rompimiento, los 16 millones restantes siguen siendo acarreados, de a poco, hacia el mar. Es decir, el desastre sigue en curso. En un informe preliminar que contenía una evaluación del impacto, el Ibama probó que el desastre que alcanzó 663,2 km de cuerpos de agua de dos estados brasileños, destruyó áreas de preservación permanente y vegetación nativa, mató peces y fauna terrestre, obstruyó ríos, destruyó pastos y superficies agrícolas. “Mantenemos reuniones semanales con Samarco para alinear las notificaciones. Ya realizamos 39 notificaciones, las cuales son exigencias que van desde la construcción del dique hasta el monitoreo del agua en la desembocadura. La empresa también está realizando esclarecimientos sobre las obras que realizó en Fundão”, aclaró Fernanda Pirillo. Algunas organizaciones y grupos de investigadores independientes monitorean la calidad del agua del río Doce desde el desastre. La Fundación SOS Mata Atlântica, por ejemplo, llegó a la conclusión de que la calidad del agua era pésima en 16 de los 18 puntos analizados en pruebas realizadas a fines de diciembre. Históricamente el río Doce viene sufriendo debido a la contaminación ocasionada por mineras, empresas de siderurgia, industrias de la celulosa, además de la deforestación. Todavía se desconoce cuánto tiempo será necesario para recuperar la calidad del agua luego de la tragedia de Mariana. A pesar de no haber recibido de Samarco ningún plan satisfactorio, el gobierno se encuentra negociando la creación de una fundación que será financiada por empresas y tendrá la participación de la sociedad civil y de especialistas en medio ambiente para restaurar el río Doce.
El estrago humanitario
El Ministerio Público de Mariana inició un juicio colectivo con el objeto de reivindicar los derechos de las víctimas, tales como vivienda, indemnizaciones y reconstrucción de las comunidades afectadas. Las 274 familias afectadas seguirán viviendo en casas alquiladas y amuebladas por Samarco, hasta que sean reasentadas. “Queremos que todo se resuelva, queremos, como mínimo, tener lo que ya teníamos. Nadie quiere más que eso. Queremos tranquilidad, nuestra casa propia, nuestro propio terreno”, afirma Fernando Santos, de 33 años, ex morador del pueblo de Bento Rodrigues, el más afectado por el mar de lodo, que vive con su familia en una casa alquilada por la empresa Samarco, en el centro de la ciudad histórica de Mariana. Sin embargo, ahora el juicio va a cambiar de manos. La causa ya no será juzgada por el MP de Mariana, ahora pasará a la Justicia Federal. Guilherme de Sá Meneguin, fiscal local, criticó la decisión. “Trasladar la competencia perjudicará gravemente a los afectados, como por ejemplo la participación de las víctimas en el proceso decisorio, la suspención del proceso anterior, que se encontraba en un estadio adelantado y la anulación de los acuerdos formulados”.
Los intereses económicos y la escasez de recursos
Samarco fue fundada en 1977. La minera produce principalmente pellets de mineral de hierro que se venden a la industria siderúrgica de todo el mundo. A su vez, la empresa Vale, es una de las mineras más importantes del mundo y una de la principales productoras de mineral de hierro, pellets y níquel. China es uno de los grandes países inversores de Vale y el principal comprador de mineral de hierro de la empresa, además de proveerle transporte marítimo para llevar el mineral hacia su propio país. Según el informe más reciente de Samarco, en 2014 la empresa exportó 25,1 millones de toneladas de pellets de hierro, con una ganancia neta de R$ 2,8 millones. Con respecto a sus ventas hacia el exterior, la mayor parte se realiza hacia países africanos y Medio Oriente (23,1%), Asia (22,4%), Europa (21%) y Américas (17%). El resto se vende a China (16%), que tal vez sea el país comprador más importante. Roberto Galery, profesor del Departamento de Ingeniería de Minas de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG), explica que, en su composición, los pellets poseen una cantidad mayor de otros insumos tales como carbonatos y calcáreos, que reducen el consumo de los altos hornos. Es decir, el material es más eficiente y disminuye el gasto de energía de las empresas de siderurgia. Por otro lado, la producción de pellets de hierro exige el agregado de materiales más finos. Debido al nivel de impurezas, las empresas deben aprovechar mejor el mineral que sale de los yacimientos y producir pellets con buenas concentraciones. “En Brasil, los minerales de alto tenor prácticamente se acabaron. Los minerales que se extraen de los yacimientos poseen tenores marginales (más bajos), con una tendencia a bajar cada día un poco más, por eso todo tiene que aprovecharse. Y para aprovechar mejor el material, los procesos que se utilizan en los yacimientos producen más desechos. También debemos preocuparnos por esto”, comenta Galery. Por el momento, los desechos producidos por la minería siguen sin tener aplicación alguna, son basura, no se los reutiliza en ningún otro sector. “Todavía es más barato construir una represa para desechos que invertir en tecnología para utilizar esos desechos. Pero, como ya vimos en el caso de Mariana, lo barato puede salir muy caro”, evalúa Galery. Al ser consultada para realizar un reportaje, la minera Samarco no respondió.