Plumas, telas, brillantina, puntillas, lentejuelas… Una infinidad de materiales conforman el colorido del carnaval de Río de Janeiro, cuyas comparsas callejeras y desfiles de “escolas de samba” atraen la atención del mundo entero. Todos esos productos adornan a los miembros de las comparsas en el carnaval carioca de un modo bien brasileño. Sin embargo, dichos productos son fabricados en el otro extremo del mundo.
“Hace aproximadamente 20 años, cuando empecé a trabajar en este ramo, las cosas no eran así. Había más mezcla. Ahora todo viene de China”, explica Jorge Francisco, “Chiquinho”, propietario de la red de tiendas Babado da Folia, una de las principales proveedoras de materiales del carnaval carioca.
$10 millones
de dólares fueron importados en artículos de fiesta, carnaval desde China en 2019
La proliferación de productos chinos es un proceso que se viene dando desde la década del 90 del siglo pasado. En 1998, según datos provistos por el Ministerio de Industria, Comercio Exterior y Servicios, se importaron aproximadamente 656 mil dólares en artículos de fiesta, carnaval y otros divertimentos de China. En 2019, la cifra saltó a más de 10 millones de dólares. Y en esa cuenta todavía no incluimos la importación de telas y puntillas.
El llamado “Saara” es el polo de ventas de artículos para fiestas de Río. Entre los meses que van de diciembre a febrero, sus estrechas calles se llenan de gente que viene a buscar buenas ofertas. Según Dayana Chang, encargada de la tienda Festa da Cidade, “en los últimos años nos hemos focalizado mucho en el carnaval, yo diría que es el punto más alto del año. Ya empiezo a comprar materiales de carnaval en agosto”.
A fines de los años 1990, el principal proveedor de materiales de fiesta y carnaval de Río de Janeiro era México, mientras que China ocupaba el quinto puesto. Pero la reducción de los costos de importación y la proximidad político-comercial entre Brasil y China, especialmente con la consolidación de los BRICS, permitieron que el flujo de adornos carnavalescos chinos aumentase en forma exponencial.
Otro factor de crecimiento fue el mismo modo de festejar el carnaval carioca. Antes del cambio de siglo, las fiestas de carnaval se circunscribían a los desfiles del Sambódromo y a los bailes en los clubes. Pero desde el inicio de los años 2000, las fiestas espontáneas volvieron a las calles de la ciudad, a través de las comparsas. El fenómeno hizo que el mercado de los disfraces creciera en forma exponencial.
Según datos provistos por la Riotur, el carnaval carioca de 2019 oficialmente tendrá una duración de 50 días y contará con 543 comparsas callejeras. Se esperan más de 1,9 millones de turistas, además de los comparsas locales. Y toda esa gente quiere acicalarse. En total, el movimiento económico generado por el carnaval de 2020 en Río llegará aproximadamente a los R$ 4.000 millones (US$ 1.000 millones).
Los principales productos chinos que se utilizan en los desfiles de las escolas son telas, pedrerías, solapas, pasamanerías y plumas. Es lo que afirma Marcus Paulo, carnavalesco de la Acadêmicos da Rocinha y miembro de la Comisión de Carnaval de la [escola] Unidos da Tijuca. “Los materiales chinos se usan mucho por los mismos motivos que hacen que se usen en otras áreas industriales: buen precio más variedad de productos. Antes ya había, eran industria nacional, sin embargo, el precio más conveniente conquistó el mercado”, explica.
En el cortejo de maracatú del Grupo Baque Mulher, del barrio de Santa Tereza, lentejuelas, glitter y telas también forman parte de los ornamentos de la celebración, una manifestación que surgió en el estado de Pernambuco y que mezcla las culturas africana, indígena y portuguesa, un mix genuinamente brasileño.
Sin embargo, esa inmensa fiesta trae consigo inevitables preocupaciones ambientales. En las escolas de samba ya existe una tradición consolidada de aprovechar lo que fue utilizado. “Hoy en día, ya existe una conciencia de que se debe evitar el desperdicio, ya sea por razones económicas o ecológicas”, explica Helenise Guimarães, de la Escuela de Bellas Artes de la UFRJ.
La basura es un problema grave. El “Bloco da Favorita”, que marcó la apertura oficial del carnaval carioca, convocó a más de 300 mil personas. Según la Compañía Municipal de Limpieza Urbana de Río, más de 48 toneladas de basura se recolectaron al día siguiente de las arenas de Copacabana. El año pasado, se recolectaron 1.227 toneladas durante todo el período de carnaval.
No existen estadísticas sobre cuál es la incidencia del plástico, que constituye uno de los problemas ambientales más importantes de la actualidad, en esta cantidad. Pero Brasil ya se encuentra en el cuarto puesto mundial entre los productores de residuos plásticos.
Otro tema es el bienestar animal. La utilización de plumas en el carnaval carioca es controvertida y tiene una íntima relación con la participación china en la vestimenta. Por ejemplo, en la red de tiendas Babado da Folia, todas las plumas que se venden vienen de China. Llegan a las tiendas, en forma mayoritaria, plumas de animales exóticos, como el faisán y el pavo real.
Y no todo residuo se recolecta fácilmente. El glitter sintético, en su mayoría importado de China, es un producto que no se puede reciclar. Una buena parte de ese material va a parar a los océanos en forma de microplástico. La bahía de Guanabara, en cuyo arco está situada Rio, es uno de los lugares con mayor concentración de microplásticos del mundo.
Existen alternativas, como el bioglitter, producido casi en su totalidad por pequeñas empresas brasileñas.
Luciana Duarte, una de las socias de Pura Bioglitter, empresa carioca que produce glitter biodegradable desde 2017, ve el producto como una especie de contrapunto del cosmético plástico proveniente de China. “Nuestro producto es hecho a mano”.