Los valles de la provincia de Petorca, en la zona central de Chile, están llenos de brotes verdes en estos días. Las flores amarillas crecen en cualquier lado y bordean la ruta que conecta las distintas localidades. Llovió en las últimas semanas y se asoma la primavera. “Pero esto dura poquito, ya en un mes aquí se vuelve todo color café”, cuenta Sandra, 50 años, jefa de hogar, quien vive en una de las últimas calles del pueblo.
“Cuando vi los resultados del plebiscito sentí como que había perdido un ser querido, que no pudimos salvar”, explica. Todavía no entiende porqué en esta comuna -tal como en el resto del país- ganó el “Rechazo” a la propuesta de nueva Constitución, el pasado 4 de septiembre.
¿Qué son las 'zonas de sacrificio' en Chile?
Se denomina así a las zonas próximas a industrias degradantes o contaminantes, en las que comunidades mayoritariamente pobres sufren problemas socioeconómicos y sanitarios crónicos como consecuencia.
Petorca es conocida como una de las “zonas de sacrificio” de Chile por la emergencia hídrica constante con la que conviven sus habitantes. La cuenca del río Petorca está sufriendo la peor sequía en 700 años, según un estudio publicado en 2020. Además de los aumentos de temperatura y bajas precipitaciones, esta localidad simboliza también el desigual manejo de las aguas en el país: extensos cultivos de paltos y otros frutales, en gran parte destinados a la exportación, explotan el agua, mientras miles de personas dependen de camiones aljibes para lavar la ropa, las verduras, o bañarse.
Sandra conoce la zona y sus dinámicas, y como otros vecinos, nombra el miedo como una de las razones del resultado electoral. “Aquí hay muchos patrones, intervino el temor de perder el trabajo, de votar algo que pudiera jugarle en contra”. Se refiere a los terratenientes de esta provincia, un puñado de familias que concentran los derechos de agua utilizados en sus plantaciones, y que son los principales responsables de haber contribuido a la escasez hídrica que afecta la zona.
Olga es vendedora ambulante, se preocupa de levantarse todos los días a trabajar para poder pagar su alquiler y no se interesó mucho de la nueva Constitución. Tampoco le gusta el actual presidente Gabriel Boric, y por eso votó “Rechazo”. Pero hay algo que dice tener claro, y es que en Petorca se roban el agua. “Si caminas arriba por el cerro, vas a ver que hay túneles en el cauce del río, por allí se llevan el agua”, afirma.
Sergio votó “Apruebo”, pero no tuvo mucho tiempo para participar del debate constitucional, ya que trabaja todo el día en una de las mineras de la zona. Evidencia que hubo desinformación, pero no ignorancia: “Era importante informar, y desde la alcaldía no lo hicieron, había que convocar a la junta de vecinos, conversar con la gente del pueblo que vive más aislada, orientar, reunir la comunidad”.
El alcalde independiente de Petorca, Ignacio Villalobos, recibió muchas críticas después del plebiscito, cuando en redes sociales se viralizaron mensajes de menosprecio hacía la comuna por la contradicción que parece representar su voto con respecto a su realidad. “Yo siento que es injusto culpar a Petorca de esta debacle y he salido a defender a mi comuna”, afirma. También aclara que “hay sectores que quieren mantener sus privilegios”.
La señora Rosario vende ropa en la feria de la plaza de Armas de Cabildo y está convencida que “el pobre va a ser más pobre y el rico más rico, hagan la Constitución como la hagan”. Ella esperaba el resultado del plebiscito, ya que a su alrededor todos iban por el “no” a la nueva Constitución. “No es porque estuviera bien o mal escrita, la gente votó Rechazo por cómo está el país, yo estoy arrepentida de haber votado a este presidente”.
El “Rechazo” triunfó en las zonas de sacrificio
La comuna de Petorca fue una de las tantas “zonas de sacrificio” que lideraron las votaciones en el primer plebiscito de 2020, donde se aprobó iniciar un proceso para cambiar la Constitución del 1980. Fue la salida a la crisis política que vivió Chile en 2019.
Para las elecciones de los representantes designados para redactar una nueva Carta Magna, en Petorca escogieron a Carolina Vilches y en la gobernación regional de Valparaíso ganó Rodrigo Mundaca, uno de los más conocidos activistas del Movimiento de Defensa por el Acceso al Agua, la Tierra y la Protección del Medioambiente (Modatima).
Como estaba estipulado, se realizó un segundo plebiscito de voto obligatorio hace semanas para aprobar o rechazar el texto constitucional. Hubo cinco millones más de votos en comparación con el plebiscito de 2020. Todo apunta a que la gran mayoría de ellos, tanto en Petorca como en todo Chile, se inclinaron por el “Rechazo”.
“Uno de los problemas fue que el voto obligatorio fuese solo al final, o sea que un gran número de personas que estuvieron desconectadas todo el proceso se vieron obligadas a votar una Constitución que no conocían o a la cual no se sentían relacionadas políticamente. Entonces por las dudas, o por desinformación, prefirieron rechazar”, cuenta Carolina Vilches.
Nos recibe en su casa cuando ya oscureció y una gran luna amarilla domina el cerro. Todavía está redactando las declaraciones que le pidieron de algunos periódicos: “Lo triste es que ahora que ganó el “Rechazo” se diga que no existe el problema del agua, esto es lo que están instalando, que la propiedad del agua no es un problema, y sí lo es”. Resulta inevitable verlo en el paisaje de Petorca, donde el verde intenso de los cultivos de palta diseña con líneas geométricas el cerro terroso, punteado de arbustos.
Sara Larraín, directora de la ONG Chile Sustentable, coincide en el análisis. “Participó un contingente que no venía participando en política, que tradicionalmente no participa ni le interesa la participación política. Es un sector mucho más sensible a la campaña de mensajes de medios de comunicación y que tampoco tenía mucha posibilidad de conocer el contenido”, asegura.
Según un análisis de la Plataforma Telar, la desinformación acompañó al proceso constituyente desde el comienzo, aunque el volumen de información falsa, sobre todo en redes sociales, aumentó considerablemente en el tramo final de la campaña.
“Cuando Petorca rechaza, teniendo la solución del agua dentro de la Constitución o las comunas con mayor población indígenas rechazan, no obstante estar la recuperación de tierras para los pueblos indígenas, revela que hay una falta de información, debido a una campaña de desinformación”, afirma Sara Larraín.
Tal como Petorca, en Quintero, Puchuncaví, Coronel y Tocopilla, los lugares que concentran la conflictividad socio-ambiental en Chile, el “Rechazo” ganó por amplia mayoría. El mundo ambiental, en Chile y el extranjero, apoyó la Constitución “ecológica” que rechazaron los territorios.
Un gran número de personas que estuvieron desconectadas todo el proceso se vieron obligadas a votar una Constitución que no conocían o a la cual no se sentían relacionadas políticamente
“Son territorios que asociaron la problemática ambiental a la Convención. El tema es que el proceso constitucional abordó muchas otras temáticas más allá de lo ambiental también, y ahí eso quizás fue tocando otra fibra y otras sensibilidades que empiezan a explicar el resultado”, asegura Felipe Irarrázaval, investigador del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES).
Fueron otros los temas que pesaron en la campaña, dice Irarrázaval, como la vivienda (y el miedo que se generó) y el sistema político. “La lección que tiene que sacar el mundo ambientalista es que tienen que tener una agenda para estos grupos que eventualmente van a votar en un posible nuevo plebiscito de salida. Agendas políticas amplias y mayor sensibilidad”.
Los próximos pasos
Rechazado el texto de la Convención Constitucional, sigue vigente la Constitución de 1980, herencia de la dictadura de Augusto Pinochet que consagra el agua como un bien transable en el mercado. El gobierno de Gabriel Boric está impulsando que se abra un nuevo proceso, con una nueva Convención y otro plebiscito de salida. La decisión, sin embargo, descansa en las manos del Congreso.
Que se logre o no iniciar un nuevo itinerario constituyente, en Petorca la lucha por el derecho al agua va a seguir vigente, pues continúa siendo un problema concreto en la vida de sus habitantes.
“Me han amedrentado, me han quemado el auto, ha llegado a mi casa la policía a decir que yo robaba agua para mi comunidad y tuvo que intervenir Amnistía Internacional, pero acá no hay que asustarse,” explica. Hace pocos meses recibió por tercera vez amenazas de muerte: “Tenemos que seguir ese camino, para que la provincia de Petorca un día tenga agua con las tres C: calidad, cantidad y continuidad”.