La política exterior de Uruguay ha adquirido una progresiva mayor importancia en los debates nacionales. Esto se explica no solo por las polémicas generadas a partir de algunas definiciones tomadas por el gobierno actual de Tabaré Vázquez respecto a las crisis regionales, sino también porque todos los actores del país han comprendido la estrecha relación existente entre dicha política y el desarrollo económico.
Por otro lado, en un mundo tan convulsionado, donde enfrentamos una pérdida generalizada de ciertos valores universales y un debilitamiento de las instituciones, la claridad de la política de relacionamiento externo de los países adquiere cada día mayor importancia. En la actualidad, las relaciones internacionales son impredecibles y muy cambiantes, lo que llevará a los países a contar con políticas flexibles y con visiones muy pragmáticas.
En cuanto a la inserción externa uruguaya, debido a las características productivas del país y el tamaño de su mercado interno, se está frente a un pilar central de la política exterior del Uruguay. Es por eso que en los últimos años, el foco estuvo puesto en el Mercosur y la posibilidad de que el bloque avance en la agenda externa a través de la firma de acuerdos comerciales. Desde la asunción de Mauricio Macri como presidente de Argentina, el Mercosur adquirió otro impulso en su agenda externa, cerrando acuerdos con Colombia, la Unión Europea y los cuatro países europeos del EFTA (Noruega, Suiza, Islandia y Liechtenstein). Además, abrió negociaciones con Canadá, Corea del Sur y Singapur.
Respecto a China, si bien se ha transformado en el primer socio comercial del Mercosur en los últimos años, hasta el momento no se ha barajado la posibilidad de que el bloque inicie negociaciones conjuntas.
En el año 2016, en el marco de su visita oficial a China, el presidente uruguayo anunció que el país negociaría en dos años un TLC con la potencia asiática, lo que lamentablemente nunca se concretó por el bloqueo impuesto por Argentina y Brasil. Más recientemente, el presidente brasilero Jair Bolsonaro anunció que está avanzando en negociaciones con China, si bien aún se desconoce el alcance de las mismas.
Con el cambio de gobierno en Uruguay se abre una nueva oportunidad. Luis Lacalle Pou –que ganó las elecciones presidenciales la semana pasada- pretende un Mercosur menos político, más moderno, flexible y abierto al mundo, visión que es ratificada con la designación de Ernesto Talvi como canciller. Este último, además de liderar el principal partido de la coalición de gobierno, es un técnico con muy buena formación que cuenta con la necesaria capacidad y preparación para desplegar una política exterior muy estratégica, precisa y a la vez firme en momentos de suma inestabilidad regional.
Lo esperable es que el Mercosur siga sin alcanzar un consenso en cómo relacionarse con China en los próximos años. Por un lado, Paraguay sigue manteniendo relaciones con Taiwán, mientras que para el gobierno del nuevo presidente argentino Alberto Fernández, China no está dentro de sus prioridades. Por el lado de Brasil, si bien Bolsonaro impulsa un acercamiento con el gigante asiático, todavía está por verse si la industria brasileña está dispuesta a asumir semejante sacudón en su industrial nacional.
En este contexto, para Uruguay vuelve a ser central la recuperación de la soberanía comercial para negociar un TLC bilateral con China, lo que evidentemente es más factible en el gobierno de Lacalle Pou y tendría enormes beneficios para Uruguay.