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Ecuador necesita re-inventar su relación con China

Hay que hacer lo que China está haciendo adentro de su propio país

La relación China-América Latina despegó a mediados del 2000 bajo la bandera de la Cooperación Sur-Sur. En el 2014, el Presidente Xi Jinping dijo que la cooperación entre China y América Latina estaría orientada por un Plan de Cooperación Inclusivo y Sostenible y, en el 2015, Ecuador y China acodaron impulsar una Asociación Estratégica y, la semana pasada, elevaron su relación al estatus de “Asociación Estratégica Integral“. Pero, ¿qué ha significado todo esto, en la práctica, para Ecuador en el campo del financiamiento y la energía? China ha sido vital para que el Ecuador acceda a capital para el cambio de la matriz energética, y el Ecuador ha sido un cliente de primera para los bancos y las empresas chinas. Desde el 2009, el Ecuador recibió USD4.260 millones del BID, USD3.800 millones de la CAF, y USD13.706 millones de los bancos chinos. Actualmente, el Ecuador tiene una deuda externa mayor a la del 2008, cuando el Presidente Correa declaró el famoso “default”, en parte debido a que era imposible pagar a los acreedores. Entre otras cosas, los préstamos chinos han permitido al Ecuador un incremento espectacular de los proyectos eléctricos, y según el Presidente Correa, el tener una de las matrices energéticas más limpias del mundo. Esta declaración merece análisis. Primero, las grandes represas traen enormes impactos ambientales, especialmente cuando se encuentran en bosques tropicales, como la Coca Codo Sinclair. Existe abundante evidencia científica al respecto, al punto que el Eximbank de los Estados Unidos prohibió el financiamiento de grandes represas en el 2014. Segundo, apenas un 1.2% del financiamiento chino para la generación de energía se ha dirigido a un proyecto de energía de viento y cero para energía solar. Y tercero, será imposible “limpiar” la matriz energética doméstica (y global) si el gobierno ecuatoriano, con el apoyo de China, continúa expandiendo la frontera petrolera al Parque Nacional Yasuní (una joya de biodiversidad en el planeta) y desarrolla el mega proyecto de la Refinería del Pacífico, que apunta a ser la Refinería más grande de la costa del Pacífico en América Latina. Por otro lado, el Eximbank de China y el Banco de Desarrollo de China han prestado USD$2.900 millones para 6 de las 10 hidroeléctricas que se han construido en el país. No obstante, las empresas chinas que desarrollaron los 6 proyectos han recibido USD$4.700 millones por la construcción de esas represas y otras obras complementarias. Estos contratos, sumados a otros para la construcción de carreteras, puentes, hospitales y escuelas han posicionado a las empresas chinas como las principales receptoras de los contratos de obra pública en el país. Ecuador necesita re-inventar su relación con China. En los últimos años, China ha dado pasos impresionantes para “verdear” su economía y promover las energías renovables. Las últimas políticas verdes del sistema bancario chino, el compromiso de cerrar las plantas de producción de carbón y el apoyo estatal para crear la fábrica más grande de paneles solares en el mundo son sólo unos ejemplos de lo que China puede hacer. Esa es la China que necesita el Ecuador para establecer una verdadera Alianza Estratégica Integral.