En los Juegos Olímpicos que terminaron el mes pasado, un pebetero transformó una antorcha en una luz que iluminó el camino de los atletas hacia la gloria. En Perú, el megapuerto de Chancay, a 70 km al norte de Lima, podría ser el pebetero de la economía del país.
El proyecto de 3.500 millones de dólares, dirigido por la empresa china COSCO Shipping, se inaugurará en noviembre. Podrá recibir buques más grandes que cualquier puerto peruano existente, y puede convertirse en un centro para las exportaciones latinoamericanas a Asia. Al mismo tiempo, podría ayudar a diversificar la economía de Perú e insertar al país en las cadenas de valor mundiales.
En un estudio realizado por el Centro de Estudios sobre China y Asia-Pacífico de la Universidad del Pacífico en Lima, hemos identificado que la zona de influencia del puerto de Chancay cuenta con “corredores económicos” en el interior del país que agrupan a empresas competitivas, capaces de aprovechar el acceso a los mercados asiáticos. Sin embargo, no todos los corredores poseen las mismas fortalezas para capitalizar estas nuevas oportunidades.
En el corredor de la costa norte, por ejemplo, ya hay empresas que exportan café y otros productos agrícolas por un valor de más de 100 millones de dólares, a través del puerto de Callao, cerca de Lima. La carretera de este corredor a Chancay está en buenas condiciones.
En contraste, el corredor logístico que conectaría el puerto con la ciudad amazónica de Pucallpa, en la frontera con Brasil, alberga pequeñas empresas exportadoras especializadas en café, cacao y madera, y la accesibilidad terrestre es una de las más rezagadas del país. En ese sentido, cada corredor requiere sus propias estrategias regionales y políticas de infraestructura, asistencia y fortalecimiento empresarial para aprovechar sus cadenas de valor.
Adicionalmente, otros sectores como los bioalimentos amazónicos, el sector forestal y la pesca pueden beneficiarse del acceso a los mercados asiáticos que les brindará el puerto de Chancay. Sin embargo, se enfrentan a mayores retos debido a que cuentan con menos empresas con capacidad de integrarse internacionalmente. Para el gobierno del departamento de Ucayali y la Asociación Nacional de Industrias, el puerto de Chancay incrementará la demanda de producción amazónica de productos de alto valor como frutas y madera. Por ello, las políticas económicas deben promover la llegada de inversiones a las regiones selváticas.
También se ha considerado que, tal como sucede en Asia, la cercanía a los puertos de contenedores genera fortalezas para que empresas manufactureras se instalen en parques industriales cercanos. Tailandia es un buen ejemplo: a unos 20 km del puerto de Laem Chabang se encuentra el parque industrial tailandés-chino de Rayong, que ocupa más de 1.200 hectáreas. Al formarse corredores puerto-parque industrial, se generan ventajas logísticas para participar competitivamente en las cadenas globales de valor, ya que estar tan cerca al puerto reduce los costos logísticos no solo de las exportaciones sino de las importaciones de bienes intermedios necesarios para los procesos de manufactura.
Chancay no solo se convierte en un nodo logístico transpacífico, sino también en un símbolo de la promesa de competitividad y progreso
En mi última investigación, sugiero que este ejemplo puede seguirse en Chancay, con el puerto catalizando la inversión industrial. A menos de 30 minutos del puerto chancayano se encuentran los proyectos de Chancay Park y el parque industrial de Ancón, que suman casi 1.500 hectáreas.
De hecho, el vínculo de Perú con China ya tiene un efecto sobre las empresas peruanas. Según un estudio de colegas del Centro de Estudios sobre China y Asia-Pacífico, con la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC) con China en 2009, el rol de las importaciones cambió desde significar principalmente bienes de consumo a ser casi el 75% bienes intermedios o de capital. De esta manera, un mayor lazo comercial con China ha permitido que las empresas mejoren su cadena de suministro. Con este antecedente, surge una expectativa positiva sobre las condiciones de la economía peruana para que sus empresas se inserten en las cadenas globales de valor.
Pero para integrarse a las cadenas globales el talento es un activo valioso y las empresas basan su competitividad en obtenerlo. Las grúas de contenedores del puerto de Chancay serán manejadas de manera remota por técnicos que, además de estar especializados en logística de carga, deberán conocer sistemas informáticos. Igualmente, los parques industriales necesitan obreros capaces de asimilar conocimientos sobre sistemas electrónicos y sensores para interactuar con las máquinas 4.0 de las fábricas. De esta manera, surgirá una fuerte necesidad de las empresas que se establezcan alrededor del puerto de Chancay por contar con trabajadores altamente calificados.
Afortunadamente, desde hace décadas los ciudadanos de Chancay han decidido participar en la prueba de fortalecer sus competencias productivas. Según el equipo social de la Municipalidad de Chancay, las familias ven que en su distrito y en la provincia de Huaral el nivel de la formación no es el adecuado, por lo que hacen el esfuerzo de enviar a sus hijos a estudiar en institutos o universidades limeñas para que estén entrenados y puedan obtener mejores oportunidades. Los días lunes desde muy temprano es común ver los paraderos de autos llenos de jóvenes que van hacia Lima, luego de haber pasado un fin de semana en familia, y les toca retornar a sus centros de labores.
En este contexto, el puerto de Chancay no solo se convierte en un nodo logístico transpacífico, sino también en un símbolo de la promesa de competitividad y progreso, similar al pebetero olímpico que ilumina el espíritu de los Juegos Olímpicos. Así como la antorcha pasa de mano en mano hasta encender el pebetero, los esfuerzos colaborativos y estratégicos de diversos actores pueden encender el potencial de Chancay, convirtiéndolo en un epicentro de desarrollo económico y social para el país.