Los delegados de más de 170 países fijaron un plazo para redactar el tratado de las Naciones Unidas para acabar con la contaminación por plásticos, tras las negociaciones que terminaron el 2 de junio en París.
Este es un paso importante para lo que se convertirá en el primer acuerdo mundial para regular el plástico, con un borrador inicial que se elaborará antes de noviembre, cuando las naciones vuelvan a reunirse en Kenia.
Las conversaciones de París establecieron un plazo ambicioso para el tratado en un momento crucial, ya que los países se enfrentan a crecientes problemas de residuos tanto en tierra como en los océanos, así como a la preocupación cada vez mayor por los problemas de salud relacionados a los plásticos y las sustancias químicas utilizadas para su fabricación.
“Estamos trabajando a contrarreloj, tenemos que acabar con la contaminación del plástico”, dijo Inger Andersen, Directora Ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente en la apertura del evento. En última instancia se declaró “alentada por los avances”, pero instó a los países a mantener este impulso.
“El mundo reclama un acuerdo que sea amplio, innovador, inclusivo y transparente… y que garantice el apoyo a los países en desarrollo”, dijo Andersen, señalando la necesidad de replantear de manera sistémica el diseño y el uso del plástico para que la justicia sea un aspecto central.
Los miembros del Comité Internacional de Negociación (INC por sus siglas en inglés) sobre la contaminación por plásticos, tienen ahora de poco más de cinco meses para elaborar el primer borrador del tratado antes de reunirse en Nairobi. Los países ya habían fijado en 2022 el ambicioso objetivo de firmar un acuerdo definitivo y jurídicamente vinculante para finales de 2024.
En poco más de medio siglo, los plásticos se han convertido en una presencia casi omnipresente en la vida moderna. Son baratos y han mejorado de muchas maneras la calidad de vida en todo el mundo, pero la contaminación causada por sus residuos es ahora imposible de ignorar.
La producción mundial de plástico ha pasado de menos de 2 millones de toneladas en 1950 a casi 400 millones en la actualidad. Menos del 10% de los productos plásticos se reciclan, y grandes cantidades de residuos acaban en vertederos, incineradoras o en el medioambiente.
Según un informe publicado por la organización WWF en mayo, cerca de la mitad del plástico se destina a productos de corta duración o de un solo uso, la mayoría de los cuales se consumen en países de renta alta y media-alta, y que tardan cientos de años en degradarse.
“Si no actuamos ahora mismo, la situación no hará más que empeorar”, declaró Marco Lambertini, Enviado Especial de WWF, con motivo de la publicación del informe. “Si seguimos la trayectoria actual, en 2040 la producción mundial de plásticos se duplicará, las fugas de plástico a nuestros océanos se triplicarán y el volumen total de contaminación por plástico en nuestros océanos se cuadruplicará. No podemos permitir que esto ocurra”.
En medio de la proliferación del plástico, crece la preocupación no sólo por la salud del medioambiente, sino también por la de los seres humanos. Según un estudio de la Universidad de Medicina de Viena, los seres humanos pueden estar ingiriendo en promedio 5 gramos de microplásticos a la semana —aproximadamente el peso de una tarjeta de crédito— a través de los alimentos, el aire y el agua, lo que provoca problemas de salud con repercusiones a largo plazo que aún se desconocen.
Dada la magnitud de este problema internacional, expertos temen que el tratado no tenga el alcance, la ambición y las medidas rigurosas suficientes para abordar sus diversos aspectos.
Un nuevo documento de Chatham House y la Asociación Mundial para el Agua sostiene que, si bien el tratado sobre los plásticos servirá como herramienta crucial para mejorar la gobernanza mundial del material, un acuerdo internacional al estilo del “Acuerdo de París” puede fracasar, basándose en las lecciones aprendidas de las negociaciones sobre climáticas.
“Es posible que el tratado no pueda abordar todos los problemas de la contaminación por plásticos, y en ese caso los gobiernos nacionales tendrán que seguir haciendo la parte más dura del trabajo”, afirmó Niamh Brannigan, responsable de comunicación de la Asociación Mundial para el Agua. En su opinión, su posible impacto podría verse limitado, entre otros factores, por la falta de datos fiables sobre la contaminación por plásticos, así como por la “falta de alineación” de las prioridades económicas y las infraestructuras de los distintos países.
Por otra parte, observadores han expresado su preocupación por el hecho de que se centre la atención en el reciclado de plásticos y la gestión de residuos, en lugar de hacer frente a una producción cada vez mayor y promover una reducción de su uso.
Es posible que el tratado no pueda abordar todos los problemas de la contaminación por plásticosNiamh Brannigan, Asociación Mundial para el Agua
En un documento de 2021, Tallash Kantai, investigadora del Centro Strathclyde de Derecho y Gobernanza Medioambientales de la Universidad de Strathclyde, afirma que ocuparse del plástico sólo cuando se convierte en residuo y confiar en el reciclaje como solución milagrosa, “podría dejar al mundo en un ciclo de residuos interminable”.
Los países latinoamericanos han tenido hasta ahora una presencia y un papel significativos en los debates del tratado, encabezados por el economista peruano Gustavo Meza-Cuadra, que ha presidido el INC sobre contaminación por plásticos durante sus dos primeras sesiones. Al parecer, tras la reunión de noviembre en Nairobi, la presidencia pasará a Luis Vayas, viceministro de Asuntos Exteriores de Ecuador.
Se espera que el tratado se firme bajo una presidencia latinoamericana o caribeña del INC, según Gonzalo Muñoz, empresario chileno y miembro de la secretaría de dicho comité, que ha sido representante de América Latina durante las negociaciones. Dijo que esto enfatiza la posición central que la región ha desempeñado en el proceso del tratado.
“Hay países que destacan por su presencia en voz y liderazgo en esta materia”, dijo Muñoz. “Chile, Ecuador y Colombia han tenido históricamente un nivel de avanzada en estos temas”.