Alemania, la Unión Europea, Suiza y Canadá han reafirmado su compromiso de incrementar la ayuda financiera a los países en desarrollo a $ 100 mil millones de dólares por año para el 2020. Pero hasta este momento las subvenciones otorgadas, desde que se tomó este compromiso en el 2009, no suman mucho más que 45 mil millones de dólares, según informaron funcionarios de la secretaría de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).
La cifra brindada por los países desarrollados es mucho más alta, y algunas estimaciones las sitúan en alrededor de los 90 mil millones de dólares. Pero los analistas de Climate Action Network (CAN) – el grupo que agrupa a las organizaciones no gubernamentales que realizan un seguimiento de las negociaciones mundiales sobre el clima – han calculado que alrededor de la mitad del monto anunciado se otorga en forma de préstamos.
Teniendo en cuenta que la mayoría de los gases de efecto invernadero adicionales que calientan la atmósfera fueron generados por las naciones desarrolladas desde el inicio de la era industrial, “esto es como estrellarse contra el automóvil de alguien y luego darle un préstamo para pagar las reparaciones”, dijo un miembro de CAN.
Un reciente informe conjunto del Banco Mundial y sus asociados sostuvo que se habían comprometido colectivamente al aporte de $ 27 mil millones de dólares en carácter de financiamiento climático durante año pasado. Sobre este monto, sólo el 4% fueron donaciones.
Los gobiernos de algunos países desarrollados mencionan públicamente la cifra total de financiamiento climático, pero sin mencionar cual es el porcentaje que se realiza forma de préstamos, pero esto si puede observarse en los informes bienales presentados a la secretaría de la CMNUCC. Francia informó que sólo el 2% se otorgó como subvención, Japón el 5% y Alemania el 45%. Noruega, Suecia, Dinamarca, Suiza y Canadá se encuentran entre los países que informaron que sus finanzas climáticas eran exclusivamente donaciones.
Dada la responsabilidad histórica de los países desarrollados, la CMNUCC y el Protocolo de Kyoto de 1997 se basan en el principio de brindar financiamiento a los países en desarrollo para combatir el cambio climático y lidiar con sus efectos, siendo un aspecto esencial de la justicia global. Los gobiernos de los países en desarrollo y la mayoría de las ONG han sostenido que esto implica proporcionar dinero en forma de subvenciones y no de préstamos.
La principal oposición ha venido por parte de los Estados Unidos, Japón, Australia y Nueva Zelanda, quienes señalan que en este momento China es el mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo, e India ocupa el tercer lugar. Principalmente a causa de esta oposición, el principio de diferenciación entre los países desarrollados y en desarrollo fue ampliamente ignorado en el acuerdo climático de París 2015, aunque se mantuvo en el texto.
Calculando finanzas climáticas
Un problema asociado, es la debilidad del sistema de la CMNUCC para definir, categorizar, rastrear y evaluar las finanzas climáticas. Otras organizaciones de las Naciones Unidas como el PNUD y el PNUMA no informan a la CMNUCC sobre sus actividades relacionadas con el clima, lo que hace aún más difícil determinar cuánto dinero se gasta, en dónde y para qué. Este es uno de los temas bajo discusión con mayor importancia de esta cumbre, pero el progreso ha sido dolorosamente lento.
Los países desarrollados que otorgan dinero siempre han sido más entusiastas para el financiamiento de proyectos de mitigación que controlarían las emisiones de gases de efecto invernadero, mientras que los países en desarrollo desean cantidades iguales para los proyectos que contribuyen a la adaptación de los impactos del cambio climático. Esta pelea ha visto la muerte virtual del Fondo de Adaptación de la CMNUCC, que recibió muy poco dinero durante mucho tiempo. Al comienzo de esta cumbre, el gobierno alemán anunció una subvención de 50 millones de euros para este fondo. Un monto que asegurará su supervivencia por otro año más.
Otros fondos – como el fondo de los Países Menos Desarrollados, destinado a ayudar a los países en desarrollo más empobrecidos – también están en terapia intensiva, ya que la mayor parte del dinero se destina al Fondo Verde para el Clima (GCF). Muchos observadores han recibido con satisfacción esta consolidación, prefiriendo ver solamente un fondo importante en lugar de muchos con poco. Pero algunos países en desarrollo ahora se quejan sobre los procesos detallados y rígidos del GCF, tal como lo habían hecho con el Banco Mundial durante años.
Un problema genuino es que el GCF quiere ver el alcance de los co-beneficios antes de materializar el financiamiento de un proyecto. Si un país en desarrollo pide dinero para construir una granja solar, el GCF solicita conocer el volumen de emisiones de carbono que se ahorrarán al cambiar el carbón y el petróleo. En teoría esto es bueno, pero los países en desarrollo realmente pequeños están descubriendo que sus emisiones son tan pequeñas que sus propuestas están siendo rechazadas. “No emitimos casi nada. ¿Cuánta reducción de emisiones podemos exhibir? “, preguntó Thinley Lhamo, jefe de la Comisión Nacional del Medio Ambiente de Bhután, al margen de la cumbre de Bonn.
Estos son algunos de los problemas que los países en desarrollo desean debatir como parte de la acción climática previa al 2020 (el acuerdo de París recién entra en funcionamiento en el 2020).
El negociador principal de la India, Ravishankar Prasad, dijo: “El problema requiere el espacio adecuado. Sabemos que estamos desarrollando directrices para un inventario global, acuerdos de transparencia e implementación de contribuciones determinadas a nivel nacional. La información [sobre las finanzas públicas proporcionada por los países desarrollados] es muy relevante para los países en desarrollo ya que esto contribuiría a todos y a cada uno de los ítems de la agenda enumerados en las negociaciones”.
El negociador principal chino, Chen Zhihua, dijo que este era un tema de “vida o muerte” para los países en desarrollo e impactaría sobre todos los otros elementos en el marco de la negociación en el acuerdo de París.
Pero con los países desarrollados oponiéndose a la inclusión de todas las acciones anteriores al 2020 en la agenda de esta cumbre, el tema aún no se ha resuelto. El facilitador de los debates sobre finanzas propuso que los países determinen las modalidades y así puedan comunicar la información financiera a la CMNUCC una vez cada dos años, pero tampoco hubo consenso al respecto. El delegado de los Estados Unidos dijo: “No es necesario abordar asuntos adicionales”.
Este artículo fue publicado originalmente en The Third Pole