Desde su victoria electoral en noviembre, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha hablado en repetidas ocasiones sobre imponer aranceles a los principales socios comerciales del país, prometiendo que esta sería una de sus primeras medidas al asumir el cargo el 20 de enero. Las amenazas de imponer un arancel del 25% a todos los productos procedentes de Canadá y México que ingresen en Estados Unidos, y un 10 % adicional a los procedentes de China, han generado preocupación en una industria globalizada como la automotriz y de vehículos eléctricos (EVs), y resucitado viejas tensiones comerciales.
Los fabricantes automotrices sonaron la alarma frente a las posibles consecuencias económicas de los nuevos aranceles, como el aumento de costos y la posible pérdida de empleos. Aunque aún es incierto cómo se materializarán estas medidas, empresas de México, Canadá y Estados Unidos se enfrentan a un panorama impredecible que podría alterar sus cadenas de suministro y ventas.
En los últimos años México se ha posicionado como el séptimo productor de automóviles en el mundo y el mayor fabricante de América Latina, y últimamente incursiona en vehículos eléctricos con la influencia nueva de China, que se ha consolidado como el líder mundial en la fabricación y compra de EVs. Tras un crecimiento explosivo de las ventas nacionales en la última década, los fabricantes chinos han tratado de expandirse a nuevos mercados y establecer la producción local en el extranjero, incluida una oleada de inversiones en México.
Esta expansión, sin embargo, ha generado alarma en Estados Unidos, donde se teme que China utilice a México como un punto de entrada para eludir los aranceles estadounidenses y aumentar su participación en el mercado estadounidense de vehículos eléctricos, amenazando su propia industria. Por este motivo, el presidente Biden impuso una tarifa de 100% sobre vehículos eléctricos chinos en septiembre de este año.
En medio de la incertidumbre durante los periodos electoral y de transición, y con figuras políticas en EE.UU. pidiendo aranceles a los vehículos eléctricos fabricados en México por los fabricantes de automóviles chinos, varias empresas han pausado sus planes de producción en el país.
Para profundizar en el impacto de estas medidas en la electromovilidad, entender el desarrollo de los vehículos chinos en México y el posible impacto de las tarifas y el futuro de la movilidad sustentable, Dialogue Earth entrevistó a Gustavo Jiménez, CEO de Emobilitas, empresa consultora de proyectos de descarbonización y digitalización del transporte con sede en Ciudad de México. Con casi dos décadas de experiencia en diversos proyectos nacionales e internacionales, Jiménez ha sido una figura clave en el sector y ha asesorado a múltiples fabricantes chinos de automóviles, como Sunwin, Zhong Tong y King Long, así como a gobiernos y bancos de desarrollo. La entrevista ha sido ligeramente editada para mayor claridad y por temas de extensión.
Dialogue Earth: Los fabricantes chinos de vehículos eléctricos han incursionado en el mercado mexicano en los últimos años, tanto en ventas como en planes de producción en el país. ¿Qué impacto ha tenido su llegada a México?
Gustavo Jiménez: En los últimos seis años el gobierno chino y las marcas chinas han traído avances tecnológicos importantes en los vehículos eléctricos, lo que hizo que la competencia contra los vehículos a combustión interna fuera real. Yo fui de los primeros en trabajar en movilidad eléctrica en México y la verdad es que comenzó muy lento, pero durante el último sexenio hubo muchos cambios. Los vehículos chinos llegaron con precios mucho más bajos que los europeos, que eran mucho más caros. Esto hizo que los precios fueran más alcanzables, lo que motivó a los gobiernos y al sector privado a replantearse la viabilidad de la electromovilidad como una realidad [en México] y esto abrió la puerta para que se empezaran a hacer modelos de negocio y análisis de costos.
Comenzamos a comparar el costo total de la propiedad de un vehículo eléctrico frente a uno de diésel a lo largo de su vida útil. Los resultados fueron más interesantes, y tanto los gobiernos como los transportistas y el sector privado vieron que migrar hacia la electromovilidad podría ser más rentable. Aunque el impacto ambiental es importante, lo económico jugó un papel clave. No vivimos en Europa, donde se monetizan las emisiones de CO2 [según el régimen comunitario de comercio de derechos de emisión], por lo que la viabilidad económica se volvió el motor principal de esta transición.
¿Cómo crees que los anuncios de Donald Trump sobre sus planes de aranceles y la actual tasa del 100% aplicada por EE.UU. a los vehículos eléctricos chinos están afectando a la industria?
Es un tema muy interesante que puede afectar a la economía mexicana y a toda la región. En México, teníamos exención arancelaria para los vehículos eléctricos [de países con los que no tiene tratados de libre comercio] hasta el final del sexenio de [el ex presidente Andrés Manuel] López Obrador [en octubre de 2024], lo que permitió la llegada de más vehículos eléctricos al país durante el periodo que se implementaron trolebuses eléctricos. Esta exención duró solo hasta 2024 y ya se retoma el impuesto arancelario, que es del 20% para los vehículos eléctricos.
A nivel internacional, la guerra comercial entre China y Estados Unidos está afectando la industria. Estados Unidos ha estado poniendo aranceles a los vehículos eléctricos provenientes de China y está amenazando con poner impuestos a los vehículos fabricados en México con componentes chinos. Esto podría matar las inversiones de las empresas chinas que están anunciando planes de producción en México, como BYD y Yutom. Si Estados Unidos implementa estos aranceles de hasta el 200%, podría tener consecuencias económicas graves para México, especialmente porque muchos de los vehículos fabricados en México se exportan a Estados Unidos.
EE.UU. tiene un interés en proteger su propia industria, y esto podría generar un desafío importante para la competitividad global de los vehículos eléctricos chinos
Este conflicto no solo afectaría las inversiones, sino también tendría un impacto ambiental, porque se dificultaría la llegada de vehículos eléctricos más baratos y accesibles. Además, Estados Unidos tiene un interés en proteger su propia industria, y esto podría generar un desafío importante para la competitividad global de los vehículos eléctricos chinos.
México tiene una nueva presidenta con un buen historial en temas de sostenibilidad. ¿De qué manera Claudia Sheinbaum ha impulsado la movilidad eléctrica?
La doctora Claudia Sheinbaum como jefa de gobierno de la Ciudad de México [de 2018 a 2023], empezó a impulsar la electrificación de algunas líneas de autobuses, especialmente los trolebuses, lo que generó inversiones y atrajo a más empresas a promover sus servicios. En cuanto a los taxis, al principio fueron muy caros, pero hace dos años empezaron a llegar modelos de taxis eléctricos más asequibles.
Desde entonces, hemos aumentado considerablemente el número de vehículos eléctricos e híbridos enchufables en México. Las tasas de crecimiento siguen en aumento y los precios continúan bajando. Hoy en día, ya hay vehículos eléctricos a precios similares a los de gasolina, lo que pone a México en un punto crucial, ya que veremos más vehículos eléctricos en las calles, lo que es positivo tanto para el medioambiente como para la eficiencia energética.
Claudia, desde su posición, siempre ha sido consciente de los temas ambientales. Aunque el gobierno federal promueve las energías renovables a medias, Claudia ha mantenido un enfoque más fuerte en la conciencia energética y la movilidad sustentable. Este sexenio seguramente retomará el tema de las energías renovables y los vehículos amigables con el medioambiente, lo cual es crucial, ya que el sector transporte es de los mayores emisores de gases de efecto invernadero en México.