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Cofco: la falta de datos genera dudas sobre el origen de la soja brasileña

A pesar de haber adquirido préstamos vinculados a objetivos de sostenibilidad, la agrícola china no da detalles sobre sus esfuerzos para combatir la deforestación en biomas como el Cerrado
<p>Árboles entre los campos secos de soja del Cerrado, en el estado brasileño de Goiás. Compuesta principalmente por sabanas, la región cuenta con menos protecciones gubernamentales y leyes internacionales que biomas como la Amazonía (Imagen: Trajano Paiva / Alamy)</p>

Árboles entre los campos secos de soja del Cerrado, en el estado brasileño de Goiás. Compuesta principalmente por sabanas, la región cuenta con menos protecciones gubernamentales y leyes internacionales que biomas como la Amazonía (Imagen: Trajano Paiva / Alamy)

Con ingresos de 53.000 millones de dólares, la empresa agrícola china Cofco International es una de las mayores procesadoras y comercializadoras de alimentos del mundo, y concentra el 60% de sus activos de cereales y oleaginosas en Sudamérica, en parte gracias a 3.000 millones de dólares en préstamos vinculados a objetivos de sostenibilidad. Aunque ha crecido en la región con el apoyo de este tipo de financiación verde, la empresa ha proporcionado poca y opaca información sobre el progreso de sus compromisos medioambientales.

En 2020, Cofco International prometió lograr para este año la trazabilidad total de sus proveedores directos de soja en Brasil, su principal socio en Sudamérica. El objetivo era garantizar que la empresa no compra soja cultivada en tierras que han sido deforestadas ilegalmente. A punto de cumplirse el plazo, la empresa parece afirmar que ha alcanzado el 80% de su objetivo, según su último informe de sostenibilidad publicado en junio. Pero esta información es solo una línea en un documento de más de 80 páginas, y hay pocos detalles de este progreso en sus plataformas digitales.

Captura de pantalla de un informe de sostenibilidad de Cofco
Capturas de pantalla de las páginas 18 y 19 del informe de sostenibilidad 2022 de Cofco International. La empresa es poco precisa al describir su objetivo de trazabilidad total de la soja en Brasil para 2023 (Imagen: Informe de sostenibilidad 2022 de Cofco International)

En otra parte del informe, Helen Song, directora financiera de Cofco International, afirmó que “cada año aumenta la proporción de materias primas con certificación sostenible en nuestra cartera”. La empresa continuó diciendo que había alcanzado “todos los objetivos sociales y medioambientales y de trazabilidad relacionados con los proveedores directos en relación con nuestro préstamo vinculado a la sostenibilidad”. Pero Diálogo Chino no pudo encontrar más información sobre los productos en el informe y en otras plataformas sobre a qué objetivos se refiere la empresa, ni sobre la proporción de materias primas certificadas en su cartera.

En 2021, durante la conferencia climática COP26 de las Naciones Unidas en Glasgow, Cofco International, junto con otras 11 empresas comerciales, firmó una declaración en la que se comprometía a elaborar un plan de acción para eliminar la deforestación de sus cadenas de producción. La propuesta se presentó en la siguiente cumbre, la COP27, y abarcaba la producción de soja en el Cerrado, la Amazonía y el Gran Chaco, con un objetivo fijado para finales de 2025. Sin embargo, el documento, aunque disponible en internet, no aclara qué acciones están llevando a cabo los firmantes para cumplir la promesa a corto plazo, aunque se dice que deben elaborar “planes de implementación” e informar de sus avances en la cumbre COP28.

“Las empresas comerciales pueden asumir públicamente compromisos en ecosistemas vulnerables, pero necesitamos ver los resultados que se producen sobre el terreno”, afirma André Vasconcelos, responsable de compromiso global de Trase, una plataforma de seguimiento de cadenas de suministro. “Tienen que ser más transparentes para que la sociedad pueda seguir sus esfuerzos; es una falencia de toda la cadena”.

Diálogo Chino se puso en contacto con Cofco International para pedir comentarios sobre sus esfuerzos de trazabilidad y la información que ha puesto a disposición del público, pero la empresa no respondió a las solicitudes. Agrosatélite, socio de la empresa china en el seguimiento remoto de explotaciones, tampoco respondió a las solicitudes de información.

Riesgo de deforestación

Los análisis publicados por Trase en marzo mostraban que, en 2020, Cofco International se exponía al riesgo de haber comprado más de 12.000 hectáreas de soja de tierras entonces recientemente deforestadas, la mayoría en el Cerrado.

“Aunque las grandes empresas comercializadoras de materias primas, como Cofco, tienen compromisos de deforestación cero, estos compromisos son menos claros y muchas veces menos restrictivos para las formaciones vegetales no forestales, como es el caso del Cerrado”, afirma Vasconcelos. Al estar compuesto principalmente por sabanas, el Cerrado cuenta con menos protecciones legales tanto por parte del gobierno brasileño como de las leyes internacionales ―como la recientemente aprobada ley contra la deforestación de la UE― que los biomas forestales, como la Amazonía.

No se trata sólo de un riesgo: una investigación de la plataforma de periodismo de investigación Repórter Brasil descubrió que, en 2021, Cofco había comprado soja procedente de zonas deforestadas del estado de Mato Grosso, que abarca tanto el Cerrado como la Amazonía, a través de proveedores indirectos. Se trata de operadores intermediarios, como cooperativas y depósitos de reventa, situados entre los agricultores y los grandes compradores: las propias empresas comercializadoras.

El Soft Commodities Forum (SCF), una red de empresas de comercio agrícola que pretende eliminar la deforestación en la cadena de suministro de soja del Cerrado, recopila y publica datos sobre los progresos realizados por los gigantes del cereal en la protección del bioma. Los seis miembros del SCF ―ADM, Bunge, Cargill, Cofco International, Louis Dreyfus Company (LDC) y Viterra― se han comprometido a eliminar la deforestación de sus cadenas.

La organización da prioridad al seguimiento en lugares que considera de alto riesgo de deforestación. Sin embargo, la deforestación avanza en un área mucho mayor: mientras que la organización sólo hace un seguimiento de 61 municipios productores en el Cerrado, los datos de la asociación brasileña de la industria del aceite vegetal ABIOVE muestran que 1.122 municipios del bioma registran cultivos.

Más de 10.000 km2

La superficie de sabana deforestada entre agosto de 2021 y julio de 2022 para la expansión agrícola en el bioma del Cerrado.

“En la cosecha actual, nosotros [el sector de la soja] plantamos 21,4 millones de hectáreas en el Cerrado, lo que equivale a la mitad de la superficie plantada en Brasil”, declaró a Diálogo Chino Bernardo Pires, director de sostenibilidad de ABIOVE. “Prácticamente todo el Cerrado tiene condiciones favorables para el cultivo y, de hecho, es una expansión que debe ser controlada”, añadió. ABIOVE no hizo comentarios específicos sobre Cofco International.

El informe más reciente de SCF, de diciembre de 2022, dice que Cofco monitorea el 100% de los proveedores indirectos hasta el primer punto de agregación (donde se mezclan granos de diferentes explotaciones, por ejemplo, en los silos de una cooperativa) en estos 61 municipios. Pero el documento no menciona cómo se hace, ni cómo se llegó a los resultados presentados.

El Cerrado ha perdido ya la mitad de su vegetación autóctona y sigue sufriendo una deforestación récord. Según Prodes, el sistema de monitoreo de deforestación del gobierno brasileño, la pérdida de sabana el año pasado fue la más alta desde 2015. En el último período de monitoreo de un año, entre agosto de 2021 y julio de 2022, se registró que la pérdida del bioma alcanzó más de 10.000 kilómetros cuadrados.

El Ministerio de Medioambiente y Cambio Climático de Brasil está elaborando su Plan de Prevención y Control de la Deforestación y los Incendios en el Cerrado, que se someterá a consulta pública el mes que viene.

una foto de satélite de campos de cultivo de soja y algodón
Imagen satelital que muestra explotaciones agrícolas en Chapadão do Céu, en el estado brasileño de Goiás. En estas zonas del Cerrado, las sabanas han sido sustituidas en gran medida por plantaciones de soja y algodón (Imagen: Oton Barros / INPE, CC BY-SA)

Mato Grosso, el centro del comercio de la soja brasileña

Filial del holding estatal chino de inversiones Cofco Corporation, Cofco International llegó a Brasil en 2014 a través de la adquisición de las comercializadoras Nidera Sementes y Noble Agri, que ya operaban en el país. Su ambición es convertirse en líder mundial en el suministro de granos y semillas, y con su presencia ha buscado romper el dominio en Sudamérica del llamado grupo ABCD (ADM, Bunge, Cargill y Louis Dreyfus Company).

En Brasil, Cofco fue uno de los cinco mayores exportadores de soja en 2020 y uno de los mayores exportadores de soja a China. Compra soja directa e indirectamente a productores rurales e intermediarios, como cooperativas. Esta se procesa en parte en las propias fábricas de la empresa comercial en el país, que luego envía harina y aceite de soja a distintos puertos de China a través de sus filiales.

Sin embargo, no es posible determinar el volumen de soja producido o exportado por Cofco International. Además del gran número de filiales implicadas, ninguna de ellas cotiza en bolsa, ni divulga voluntariamente esta información.

Cofco International afirma haber comercializado 127 millones de toneladas de productos básicos en 2022, pero no revela datos concretos sobre el desglose de estas transacciones. En su Informe Anual de Progreso para Miembros, publicado en la Mesa Redonda sobre Soja Responsable ―la organización suiza que supervisa el comercio mundial de cereales y en la que participa Cofco―, la empresa china clasificó esta información como “sensible”.

Cruzando diferentes bases de datos, Trase estimó que en 2020, Cofco International exportó más de 5 millones de toneladas de soja de Brasil, de las que algo más de 3 millones se destinaron a China y el resto a otros países, como Indonesia y Singapur.

La empresa opera en casi todos los 15 estados que son parte del Cerrado, incluido el Distrito Federal, y posee dos plantas de procesamiento y 18 silos en Mato Grosso. También tiene oficinas y agentes intermediarios que compran soja directamente a los productores, los llamados “originadores”, que operan en epicentros altamente productivos como Luís Eduardo Magalhães en Bahía, Sorriso en Mato Grosso y Balsas en Maranhão.

El corazón de las operaciones de la empresa china está en Mato Grosso, el estado con mayor producción agrícola de Brasil, y que tiene el 40% de su territorio cubierto por el Cerrado. Según personas familiarizadas con sus operaciones, la multinacional dispone de una red de silos en el estado con capacidad para almacenar 1,1 millones de toneladas de granos.

Estas operaciones no se producen sin importantes incentivos gubernamentales: nuestra investigación ha descubierto que Cofco International se beneficia de más de diez protocolos de exención fiscal, con exenciones de hasta el 85% sólo en el estado de Mato Grosso. Su infraestructura sigue ampliándose en el estado, incluso más allá del Cerrado y sus zonas de transición con otros ecosistemas.

La soja dificulta la trazabilidad de los cultivos

En el municipio de Poconé, en el sur de Mato Grosso, Vanda Alves vive en Jejum, una comunidad de quilombos. Estos asentamientos fueron fundados por antiguos esclavos de origen africano, y aquí ella se mantiene cultivando maíz, calabaza, mandioca y plátanos. Alrededor de la aldea, vastas plantaciones de soja, alternadas con cultivos de mijo, dominan el paisaje.

“Aquí está todo deforestado”, dice Alves, que señala que no queda nada por talar. Su aldea está a 80 kilómetros de un depósito de Cofco International. Califica la situación de “absurda, porque, sin el bosque, la lluvia ha disminuido, los arroyos se han secado y los pozos de las casas ya no tienen agua [para consumo propio]”.

Entre enero y agosto de este año, Poconé figuró entre los diez municipios con mayor número de alertas de deforestación de Mato Grosso. Además, una encuesta realizada por la Federación de Organizaciones de Asistencia Social y Educativa (FASE) detectó pesticidas altamente tóxicos en los pozos situados en la comunidad de Jejum.

Un edificio de hormigón detrás de un árbol muerto, cielo azul y árboles al fondo
Una encuesta realizada por FASE en la región de Matopiba mostró que los problemas a los que se enfrentan los agricultores de la zona derivan de la presencia de empresas extranjeras y el uso de pesticidas tóxicos (Imagen: Rosilene Miliotti / FASE, CC BY-NC)

En el estado, la deforestación predomina en zonas privadas a través de un registro ambiental rural (CAR, por sus siglas en portugués), uno de los documentos que debe solicitar una empresa comercial a sus proveedores directos de grano. Aunque obligatorio, el CAR es autodeclarativo, y el gobierno brasileño tarda mucho tiempo en verificar que la información declarada por los agricultores es verdadera. El documento informa al gobierno sobre el tamaño de la propiedad, así como sobre los restos de bosque y vegetación autóctona que deben conservarse. En Mato Grosso, la mayor parte de la deforestación se ha producido en fincas de forma ilegal, ya que, aunque disponen de un CAR, no tienen autorización del gobierno para eliminar la vegetación.

Con los atractivos precios de la soja en las bolsas agrícolas, el agricultor Cassimiro Pinheiro se ha sumado a los que han decidido invertir en este cultivo en Buritis, municipio de la región de Cerrado, en Minas Gerais. Antes alquilaba tierras para plantar eucaliptos, con rendimientos insatisfactorios. Desde hace seis años, solo planta soja.

“Aquí se ha convertido en una fiebre, y si buscas tierras para comprar, no las encontrarás. Todo el mundo quiere plantar soja”, afirma Pinheiro, que añade que eludir la normativa medioambiental es una práctica habitual en la región. “Me preocupa la deforestación porque afecta al agua, pero todo el mundo acaba pasándose un poco e incluso deforestando en zonas de preservación permanente”, afirma. Aun así, no tienen muchos incentivos para dejar de hacerlo, porque “cuando [los agricultores] son multados, recurren a los tribunales unas cuantas veces y acaban pagando muy poco”.

Pinheiro suministra soja a la cooperativa Coagril, que vende a varias empresas. Sin embargo, no sabe si la entidad suministra a Cofco International. La cooperativa no facilitó esa información cuando Diálogo Chino se la solicitó.

El investigador estadounidense Donald Sawyer vive en Brasil desde hace unas cinco décadas y en 1990 ayudó a fundar el Instituto Sociedad, Población y Naturaleza (ISPN), que apoya proyectos de conservación. Explica que la deforestación del Cerrado está causando graves problemas: “Esta devastación está alterando los ciclos de la lluvia”, afirma Sawyer. “Es probable que empeoren los extremos de exceso y falta [de lluvia], incluida la escasez de agua en importantes cuencas del sureste y el Cono Sur”.

Sawyer no cree que sea posible hacer un seguimiento de los enormes volúmenes de soja transportados por todo el país. Señala el hecho de que el mayor productor de soja del mundo, Brasil, ha terminado de recoger la cosecha 2022/2023 y ha batido otro récord, con 154,6 millones de toneladas producidas. “¿Cómo vamos a saber de dónde viene cada bolsa?”, dice. “La deforestación hay que combatirla donde se produce ―al final de la cadena de producción, en las plantaciones― y no en la ruta”.

“Creo que si las promesas de deforestación cero [por parte de las empresas comerciales] no se cumplen, algunos actores se desmoralizarán”, afirma. “Ciertos sectores tienen que tener cuidado con los gestos simbólicos, ya que pueden ser contraproducentes”.