El año pasado marcó un hito en la diplomacia bilateral sobre comercio sostenible entre Brasil y China, y supuso el inicio de un nuevo capítulo en su diálogo sobre los vínculos de la agricultura con la conservación de la biodiversidad y el cambio climático.
Durante el año, el Global Environment Institute (GEI), organización china de la sociedad civil en la que trabajo, puso en marcha asociaciones con varias entidades públicas brasileñas para facilitar iniciativas transfronterizas en el terreno que fomenten la buena gobernanza y las prácticas comerciales sostenibles.
En marzo de 2022, GEI firmó un Memorando de Entendimiento para cooperar en iniciativas de sostenibilidad con actores de Mato Grosso, el estado del centro-oeste de Brasil que es el principal productor de carne vacuna y soja del país. También se firmó un acuerdo con el Consorcio Amazonía Legal, que reúne a nueve gobiernos estatales amazónicos en torno a iniciativas de desarrollo sostenible.
A raíz de estos acuerdos se están estudiando acciones concretas. Entre ellas figura el protocolo de “pasaporte verde” para productos de carne vacuna, en cuyo marco se está diseñando un sistema piloto de trazabilidad. El objetivo es proporcionar información sobre la sostenibilidad de los productos de carne vacuna brasileños a los consumidores chinos mediante códigos de barras en los envases de los alimentos.
Mediante investigación técnica, trabajo de campo, análisis de políticas y diseño de pilotos, esta asociación ―que reúne al GEI con el gobierno del estado y el Instituto de la Carne de Mato Grosso (IMAC), un instituto de investigación y tecnología centrado en la carne vacuna― tiene cuatro objetivos.
En primer lugar, la asociación pretende orientar las responsabilidades socioambientales de las partes interesadas del sector empresarial; en segundo lugar, ayudar a las entidades brasileñas a comprender el mercado chino para la carne vacuna de calidad producida de forma sostenible; en tercer lugar, evaluar la viabilidad de la distribución de dichos productos en China y los posibles mecanismos financieros y de mercado para promoverlos; y, por último, analizar el establecimiento de sistemas de trazabilidad en términos administrativos, reglamentarios e institucionales.
La trazabilidad es una herramienta de la que todas las partes de una cadena de suministro se pueden beneficiar, pero también un proceso que requiere transparencia, divulgación de información, creación de confianza y prácticas sostenibles. Si se hace bien, puede aportar beneficios a toda la cadena, fomentando la apertura y añadiéndole valor a productos que pueden llegar a posicionarse con precios superiores. También puede ayudar a promover la trazabilidad para la sostenibilidad como un cambio más amplio dentro de la industria.
Sin embargo, construir sistemas de trazabilidad transfronterizos como herramienta para abordar la deforestación vinculada a la producción de carne vacuna es un gran desafío. En primer lugar, rastrear el movimiento de animales en Brasil es complicado a nivel técnico, dada la cadena de suministro notoriamente compleja e indirecta, en la que el ganado se comercia regularmente entre distintas fincas en diferentes etapas de su crecimiento. También lleva mucho tiempo categorizar, conectar y normalizar diversos indicadores, modelos y herramientas de trazabilidad para el comercio internacional, con el fin de establecer sistemas autorizados y armonizados y que, en última instancia, sean favorables para las pequeñas y medianas empresas tanto de China como de Brasil.
No obstante, dados los beneficios potenciales de superar este reto, la asociación ha marcado el camino para facilitar el desarrollo de políticas públicas sólidas en el estado de Mato Grosso y fomentar un nicho de mercado para productos cárnicos trazables y de mayor calidad en China.
Pasaporte verde: trazabilidad y políticas públicas
Una importante iniciativa de sostenibilidad surgida de las nuevas asociaciones es el desarrollo del “pasaporte verde” de Mato Grosso para los productos de carne vacuna, lanzado en 2022. Además de planificar el funcionamiento de este sistema de etiquetado, uno de los principales desafíos es lograr innovaciones que ayuden a verificar y popularizar la aplicación de las normas de trazabilidad socioambiental en todo el sector ganadero del estado.
La iniciativa prevé, en primer lugar, supervisar y capacitar al sector, ayudando a las empresas a comprometerse con los sistemas de trazabilidad y a acceder a ellos, de modo que la carne vacuna verificada como aceptable desde el punto de vista social y medioambiental pueda obtener la etiqueta de pasaporte verde de aquí a 2026. En segundo lugar, pretende clasificar las piezas vacunas y designar las consideradas de calidad “superior”. Se trata de un medio tanto para cumplir con las responsabilidades del Estado en materia de gobernanza medioambiental como para inspeccionar la calidad de los alimentos.
Se trata de una iniciativa ambiciosa, y potencialmente revolucionaria, ya que el gobierno de Mato Grosso se dirigirá tanto a los ganaderos directos como a los indirectos, y pretende que en última instancia sea un programa a nivel estatal en el que participen todos los productores.
A partir de 2026, si las actividades y compras de productores y mataderos no cumplen las normas del pasaporte verde ―por ejemplo, al estar vinculadas a la deforestación a través de sus proveedores― se enfrentarán a restricciones en sus futuras transacciones. Las compras de ganado se limitarán hasta un 20% en relación con su última transacción (por ejemplo, dos vacas frente a diez), hasta que cumplan con los criterios socioambientales del programa. De este modo, se espera que la verificación de sus registros de transacciones pueda ayudar a influir y mejorar las actividades de los proveedores indirectos.
El protocolo del pasaporte verde está siendo ideado de manera conjunta por dos de los socios del Memorando de Entendimiento ―el gobierno del estado de Mato Grosso y el IMAC― junto con el Instituto de Investigación Medioambiental de la Amazonía (IPAM). Desde entonces se han sumado otras entidades públicas, como el Ministerio Público Federal de Mato Grosso y las secretarías estatales de Medioambiente y de Desarrollo Económico.
Grupos industriales como el sindicato de empacadores de carne de Mato Grosso, Sindifrigo-MT, y Acrimat, la asociación de criadores, también se han sumado a la asociación, así como partes interesadas del sector empresarial, incluidos los gigantes del procesamiento de carne JBS y Marfrig.
El protocolo se asienta sobre una sólida base de marcos normativos nacionales y subnacionales, que incorporan, entre otros, el Código Forestal, una ley que obliga a los terratenientes de la Amazonía a mantener una porción de sus tierras como bosque; el Protocolo de Seguimiento de Proveedores de Ganado en la Amazonía (BeefonTrack), que estandariza el seguimiento del origen de los animales y la auditoría en una serie de mataderos; el Programa de Reinserción y Seguimiento del IMAC, una plataforma para el seguimiento de la remediación ambiental en las explotaciones que han participado en la deforestación ilegal; y la ley estatal de Mato Grosso que estableció el IMAC y delineó su responsabilidad de promover la sostenibilidad en el sector de la carne vacuna.
Esta fusión de normativas ayuda a tender puentes entre las iniciativas federales y regionales, fomentando sinergias positivas de forma estratégica y rentable. Por consiguiente, el protocolo tiene en cuenta el desarrollo y los planes agrícolas del Brasil contemporáneo, y evalúa los activos medioambientales de cada explotación mediante la valoración de la recuperación de pasturas degradadas y/o zonas deforestadas irregularmente, mientras mejora la productividad.
Además, aprovechar el sistema de seguimiento BeefonTrack puede ayudar a difundir el monitoreo de la deforestación ilegal entre los productores. Este alto grado de compatibilidad política puede traducirse en menores costos para los productores en la adaptación a políticas nuevas y en evolución. También aumenta la oportunidad de extender este tipo de programa más allá de Mato Grosso y convertirse en un sistema de verificación a escala nacional, y permitir así la posibilidad de reposicionar la identidad de la carne vacuna brasileña.
El protocolo es también una iniciativa oportuna para preparar a los productores a conectarse sin problemas con ciertas normativas nuevas en los mercados de consumo, como la ley de deforestación de la Unión Europea, que pretende impedir que entren productos cultivados o criados en tierras deforestadas a los países del bloque.
Además del pasaporte verde, el gobierno del estado de Mato Grosso también está elaborando instrumentos jurídicamente vinculantes para aplicar la verificación de las normas de sostenibilidad, diseñando mecanismos financieros como incentivos fiscales, y desarrollando plataformas de monitoreo y datos para identificar a los productores responsables, con el fin de aumentar su credibilidad y visibilidad.
Posibles vínculos con China
Para apoyar estos esfuerzos de sostenibilidad, en mayo de 2023 GEI participó en un viaje de campo a cinco ciudades en China, organizado por el gobierno del estado de Mato Grosso. La organización actuó como intermediaria y guía para los actores de la cadena de suministro brasileña, ayudando a trazar las rutas comerciales potenciales para que los productos verificados de Mato Grosso lleguen a los consumidores en China.
El trabajo de campo tuvo resultados concretos, como la firma por parte del GEI y el IMAC de Memorandos de Entendimiento con asociaciones de la industria cárnica de las ciudades de Tianjin y Chongqing. Con ellos se pretende, entre otras cosas, fomentar el intercambio de datos y el comercio estable entre las múltiples partes interesadas. El puerto de Tianjin gestionó más de un tercio del total de mercancías importadas por China en 2022, mientras que Chongqing tiene una enorme demanda de carne vacuna congelada como elemento clave de su plato más famoso: el hot pot.
El viaje también facilitó el contacto con organismos de certificación, financieros y aduaneros de Beijing, y promovió diálogos entre gobiernos e instituciones. En ellos también se analizó la integración de los mercados sostenibles, estudiando cuestiones como los incentivos fiscales y los acuerdos comerciales recíprocos, entre otras.
Estas conversaciones ponen de manifiesto que ambos países se encuentran en los inicios del entendimiento mutuo y de alcanzar un discurso común sobre la agricultura sostenible, que para Brasil es “neutra en carbono” y “baja en carbono”, pero que para China puede centrarse más en los alimentos “verdes” y orgánicos. Desde el punto de vista técnico, no es sencillo trasladar y traducir a China las iniciativas de certificación brasileñas, ya que ambas aplican sistemas individuales para evaluar los productos sostenibles. Por tanto, no es fácil integrar rápidamente los mercados sostenibles establecidos de ambas partes y reconocer las buenas prácticas agrícolas de cada país.
La limitada diplomacia y cooperación bilaterales de los últimos años ha hecho que la atención de China hacia la agricultura sostenible de Brasil se haya concentrado únicamente en la cuestión de la deforestación, de alcance internacional. Además, la rica experiencia política y sobre el terreno de Brasil ―ya sea la integración de los sistemas forestales y ganaderos o la intensificación agrícola que ha hecho que el país pase de ser un importador neto hace 50 años a compartir hoy la responsabilidad de alimentar al mundo― no está bien documentada en China. En cuanto a los intereses comunes de ambos países, como la eliminación de la pobreza, los medios de vida alternativos y la digitalización, las conversaciones aún no están estructuradas.
La imagen del sector agrícola brasileño como poco respetuoso con el medioambiente se ha ido extendiendo poco a poco en China. Esto no ayudaría a la promoción de iniciativas brasileñas como el pasaporte verde. Por lo tanto, es extremadamente urgente que ambos países se comuniquen y cooperen en enfoques innovadores para revertir los impactos nocivos del sector vacuno brasileño y modificar su mala imagen.
Para Mato Grosso es prioritario comprometerse proactivamente con China y compartir las fortalezas de cada uno. Este compromiso podría tener un impacto significativo a la hora de llenar lagunas y vacíos en la relación entre Brasil y China, superar los desafíos en el acceso a la información, construir diálogos entre ambos países y ayudar a aumentar la presencia de organizaciones brasileñas en China.