En el mercado chino, las normas voluntarias de sostenibilidad, en particular en el caso de los alimentos, se están aplicando cada vez más por parte de compañías globales como Starbucks y Mars. Sin embargo, rara vez la mayoría de las empresas chinas las utilizan, o bien no son conscientes, de estas normas a pesar de su potencial para generar beneficios comerciales, ambientales y sociales y ayudar al país a establecer las reglas para una economía global más ecológica. Del mismo modo, la mayoría de los consumidores chinos parecen tener poco conocimiento de su aplicación, ni tampoco de la importancia de tales normas, comparados a los de algunos países europeos.
A medida que el gobierno chino se ha comprometido con la profundización de las reformas internas otorgándole mayor relevancia a los mecanismos de mercado y a través del incentivo a empresas públicas chinas y a compañías privadas a salir al extranjero bajo el marco de la iniciativa “Un cinturón y una ruta”, las normas voluntarias de sostenibilidad salvaguardarán la imagen nacional de China y su reputación en el extranjero como una potencia responsable.
¿Por qué son importantes las normas?
Las normas de sostenibilidad, que establecen las mejores prácticas para la industria, pueden ser herramientas eficaces y visibles socialmente para la verificación de bienes y servicios amigables con el ambiente a lo largo de las cadenas de suministro globales- como para los productos forestales o de pesca. La mayoría de las normas voluntarias, como las de Rainforest Alliance, UTZ y el Consejo de Administración Forestal (FSC), se han establecido mediante la iniciativa de las múltiples partes interesadas del sector privado o de grandes empresas con membresía global para atraer a los segmentos de mercado de alto valor y responder a las preocupaciones éticas. Hoy en día, se han convertido en normas obligatorias de facto en un sentido comercial, ya que en gran medida son impulsadas por las demandas del consumidor.
Como potencia emergente, China se ha propuesto adoptar las normas voluntarias de sostenibilidad a su propio ritmo. Este país se ha dado cuenta cada vez más sobre el rol de las normas voluntarias de sostenibilidad como elementos esenciales de la competitividad, de la responsabilidad social corporativa y de los nuevos modos de bajo consumo de carbono y de la prosperidad de los recursos eléctricos.
A pesar de su falta de experiencia, la participación de China en el proceso de certificación sostenible puede contribuir a la transformación de la economía mundial. La puesta en práctica de la Agenda de Naciones Unidas (ONU) 2030 le ha ofrecido a China una oportunidad sin precedentes para delinear las normas sociales y medioambientales. Este proceso se propone revitalizar la asociación global para el desarrollo sostenible, lo que requiere la acción conjunta de los agentes públicos y privados en el Norte global y de los países emergentes del Sur.
En este contexto, líderes chinos gubernamentales y empresariales, que trabajan con las ONG´s nacionales e internacionales podrían explorar formas significativas para el desarrollo de normas voluntarias de sostenibilidad que sean compatibles con las circunstancias nacionales y tengan implicancia a nivel internacional. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) serán más difíciles de lograr sin la participación activa de China en sus numerosos aspectos, incluyendo la formulación de estándares de sostenibilidad.
Grandes oportunidades han surgido a nivel nacional. El auge del mercado chino con sus demandas en ascenso por parte de los consumidores de alto nivel para la calidad de los alimentos y otras materias primas, insta a la certificación y a la trazabilidad de los servicios. Aunque varios departamentos gubernamentales, como el Ministerio de Industria y Tecnología de la Información (MIIT) y la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma (CEDR) han publicado directrices oficiales para la compra verde y el consumo, hay una ausencia de planes de acción para ponerlos en práctica, generando un espacio para los estándares internacionales de sostenibilidad voluntaria de llenar ese vacío. Teniendo en cuenta la cultura política centralizada de China y sus tradiciones autoritarias, las normas de sostenibilidad voluntarias serán más convincentes para los consumidores y las empresas si las organizaciones internacionales pertinentes reciben reconocimiento alguno por parte del gobierno.
“Código de conducta” chino para la infraestructura
China posee ciertas ventajas comparativas en los sectores de construcción de infraestructura, ingeniería y fabricación y está impulsando la cooperación internacional en la construcción de la capacidad industrial. Considerando que las normas de sostenibilidad voluntarias existentes se centran principalmente en productos forestales, agrícolas o pesqueros, China tiene que tomar la iniciativa para establecer un código de conducta común, también para el desarrollo sostenible en el sector de infraestructura. En particular, debe integrar los principios resistentes y sostenibles en el ciclo de vida de los proyectos clave de infraestructura.
La iniciativa de China “Un Cinturón, Una Ruta” ha planteado algunas preocupaciones ambientales, pero también ha ofrecido oportunidades para el desarrollo de un código de conducta común para proyectos de infraestructura sostenible. Esto compatibilizaría con la iniciativa Visión y Acciones, que señala que China hará sus esfuerzos para promover la construcción de infraestructura verde y baja en carbono. Las normas internacionales existentes relacionadas a la infraestructura, tales como los Principios Ecuador aún no fueron aceptadas ampliamente por los bancos y las compañías chinas. Es hora que las principales compañías de infraestructura de China, en cooperación con el Banco de Desarrollo de China y el Banco de China de Importación y Exportación exploren un código común para dirigirse hacia una infraestructura sostenible basada en las mejores prácticas disponibles. Mientras tanto, las nuevas instituciones financieras multilaterales como el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB) y el Nuevo Banco de Desarrollo entre los países BRICS le deben dar prioridad a sus consideraciones de inversión en los proyectos que se rigen a través de este código.
Todavía hay por delante algunos grandes desafíos. Uno de los más importantes puede ser la aplicación de normas en diferentes contextos locales, que se ha convertido en la preocupación común de las organizaciones internacionales de sostenibilidad que operan en China. Tomando como ejemplo la aplicación de las normas del Consejo de Administración Forestal (FSC), China puso a disposición el proyecto de sus indicadores nacionales del FSC en 2013 para ser analizado por la Junta Internacional de Directores del FSC. Aunque esto es considerado como una medida positiva, todavía hay problemas. Por ejemplo, en comparación con Beijing o Shanghái, la aplicación de las normas del FSC en otras provincias enfrentará diferentes retos.
Queda pendiente conocer cómo los intereses de los agricultores locales pueden ser protegidos e incluidos en el proceso. El programa de certificación FSC en Linyi, en la provincia de Shandong, requiere que cada familia asigne el 10% (aproximadamente 1 acre) de sus bosques con fines de protección y restauración, lo que podría generar la reducción de los ingresos en el hogar y por lo tanto, puede ser difícil de llevar a cabo. Cuando se trata de los derechos laborales, las normas del FSC no pueden aplicarse plenamente desde que China no es parte firmante de todos los convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Por lo tanto, las normas del FSC podrían ser incompatibles con las leyes y reglamentos nacionales de China.
Además de esto, la baja conciencia de los consumidores en términos de sostenibilidad en China, especialmente en las regiones menos desarrolladas, también obstaculiza la promoción de las normas voluntarias de sostenibilidad, que exigen una participación más efectiva de la comunidad a nivel local. Además, las pequeñas y medianas empresas son extremadamente sensibles a los aumentos en los costos de la cadena de suministro. Son reacios a adoptar nuevas prácticas a menos que muchos de sus compañeros también las pongan en práctica. El hecho de que sólo un puñado de empresas chinas tenga una presencia global en términos de producto y cuota de mercado también disminuye la motivación para la aplicación de normas voluntarias de sostenibilidad.
A pesar de estos desafíos, resulta alentador que la cooperación entre los organismos internacionales de normalización de sostenibilidad y el gobierno chino se haya profundizado en los últimos años. Para mostrar cómo las normas voluntarias aumentan la competitividad empresarial, El Instituto Chino de Certificación y Acreditación (CCAI), en colaboración con la Alianza ISEAL (la asociación global de los estándares de sostenibilidad) organizó un foro de alto nivel, el 22 de junio de 2016, en Beijing. Fue en este foro cuando los dos grupos lanzaron la traducción al chino de la “Configuración de normas sociales y ambientales: Código ISEAL de Buenas Prácticas“, para una mejor orientación de las partes interesadas chinas y establecer y mejorar los estándares voluntarios de sostenibilidad de una forma justa y transparente.
Ese artículo se publicó primero en chinadialogue.net