Bai Yunwen, director ejecutivo adjunto de la ONG china Greenovation Hub y director de su centro de clima y finanzas Si limita su consumo de carbón y con políticas y acciones más firmes para el uso más limpio de ese combustible, creemos que China puede alcanzar la meta de reducir la intensidad de sus emisiones de carbono en un 65 %. También hay esperanzas de alcanzar el consumo máximo de carbón en 2020 o antes; esto reducirá aún más las emisiones de carbono y nos acercará a la meta más ambiciosa de reducir la intensidad de las emisiones un 70 % para 2030. Para lograr la meta de generar el 20 % de toda la energía primaria con fuentes no fósiles, el Estado debe proponer metas adicionales para controlar el carbón y proporcionar más detalles sobre la proporción de energía que se obtendrá de fuentes renovables, como las térmicas e hidroeléctricas. El documento no incluyó metas para las emisiones pos-2030, pero lograr los objetivos pre-2020 y 2030 mejorará en gran medida las perspectivas de reducciones posteriores. Si se alcanza el máximo en las emisiones de CO2 para 2025, sería posible que las emisiones de gases de efecto invernadero vuelvan a sus niveles de 2005 para 2050. Mónica Araya, directora ejecutiva de Nivela Lo que China haga para reducir las emisiones, o no, tendrá un profundo efecto sobre las perspectivas para la seguridad climática en todo el mundo. Su Compromiso de Contribuciones Previstas y Determinadas a Nivel Nacional (INDC, por su sigla en inglés), marca un hito en el debate mundial sobre el cambio climático, con tres consecuencias preliminares para Latinoamérica: La primera afecta a Brasil, el mayor emisor en nuestra región. China y Brasil son socios en BRICS y en BASIC para las negociaciones climáticas. Brasil ha sido un líder en cuestiones de cambio climático y cuenta con el talento y conocimiento para lograr un INDC de alta calidad. ¿Por qué, entonces, a diferencia de China, no lo ha hecho? En segundo lugar, China está enviando una poderosa señal al mundo: el cambio climático es importante y se puedan reducir las emisiones mientras la economía crece. Nuestra región aún necesita desprenderse de la noción obsoleta de que el crecimiento y las acciones climáticas son incompatibles. Gran parte del impulso que lleva a China a ocuparse del cambio climático deriva de que el país se dio cuenta de que la contaminación es mala para la economía y la política. Los ministros de economía y líderes de negocios que se resisten a los INDC deben aprender que la inacción climática tiene un costo. A diferencia de China, Latinoamérica no necesita “descarbonizarse”. Tenemos que evitar la carbonización de nuestras economías: encontrar oportunidades de crecimiento limpio y evitar las «sucias», que han tenido impacto sobre las economías, el capital natural y los ciudadanos de otros países. La tercera consecuencia es que los gobiernos latinoamericanos deben generar INDC acordes a Latinoamérica. La mayoría de los países latinoamericanos entiende que somos vulnerables a los impactos climáticos y que es necesario actuar. Sin embargo, a la fecha, solo México ha presentado su INDC para el acuerdo de París. El INDC chino es un recordatorio de que es mejor dar forma al acuerdo en París, que tener que adaptarse a sus políticas. Lunyan Winnie Wu, director de clima y energía para WWF China El INDC chino tiene una enorme significación política. China se ha convertido en el primer país en vías de desarrollo en comprometerse a un máximo en sus emisiones de carbono, ha presentado un gran plan para recortar sus emisiones y puede lograr todo esto para 2030, o incluso antes. Creemos que la meta de usar fuentes de energía no fósiles para el 20 % de toda la energía primaria es realizable y que el Estado puede proporcionar más detalles sobre la proporción de energía derivada de fuentes no fósiles correspondientes a fuentes limpias y renovables. Las perspectivas económicas para la UE son débiles y hay una falta de asistencia financiera y técnica por parte de los países desarrollados. Al presentar sus metas de reducción de las emisiones pos-2020, China demuestra su accionar como país responsable. Nadie obligó a China a comprometerse con su meta de emisiones máximas de carbono. Su INDC tendrá un impacto positivo sobre las negociaciones climáticas en París y prepara el terreno para un acuerdo mundial. También representa un estímulo para los países desarrollados y aumenta la presión para que logren sus metas pre-2020. También constituye un ejemplo para los países en vías de desarrollo y exige a los países desarrollados que proporcionen más asistencia, especialmente para la adaptación. China también compartirá su valiosa experiencia con los países en desarrollo a través de la cooperación Sur-Sur. Si se logra que las emisiones de carbono alcancen su punto máximo alrededor de 2030, cabe esperar que el crecimiento económico subsiguiente ya no dependa de las emisiones de carbono y que esas emisiones se reduzcan en forma sostenida. Pero China es, después de todo, un país en vías de desarrollo y necesita crecimiento económico para aliviar la pobreza. Li Yan, defensor del clima y la energía de Greenpeace Las metas climáticas pos-2020 anunciadas hoy llevan a la planificación de políticas climáticas chinas a sobrepasar su tradicional alcance quinquenal y se suman a la declaración conjunta del año pasado con Estados Unidos para proporcionar una guía más clara y concreta sobre las emisiones en el mediano y largo plazo. “Esta es una declaración al mundo: China está lista para las negociaciones climáticas de fin de año en París,” agregó Li. Greenpeace ha calculado que reducir la intensidad de las emisiones de carbono en un 65 % para 2030 y lograr el máximo en las emisiones aproximadamente al mismo tiempo es, en realidad, la misma meta. Pero China tendrá que ir más allá de esas metas si desea que las emisiones se estabilicen y comiencen a disminuir antes de 2030. Para las políticas de corto plazo, la tarea más importante es fijar límites al consumo de carbón y a las emisiones nacionales de CO2 en términos absolutos para el inminente 13.° Plan Quinquenal, y promover aún más el desarrollo sólido y a gran escala de las energías renovables. Yang Fuqiang, asesor superior sobre clima energía y medio ambiente para el programa NRDC China El INDC chino es un conjunto integral, realista e integrado de metas que, con esfuerzo, resulta factible. Será de ayuda para las negociaciones climáticas en París. Las nuevas metas de China demuestran su determinación para aumentar la eficiencia energética y desarrollar energías limpias. La inclusión de un límite al consumo nacional de carbón en el 13.° Plan Quinquenal ayudará a China a lograr un límite en su consumo de carbón para 2020 y así conseguir una transición más rápida hacia las energías limpias. El INDC incluye cierta libertad de acción: se puede lograr un máximo de emisiones de carbono incluso para 2025, y la meta de reducción de la intensidad de las emisiones de carbono podría haber sido un poco mayor, por encima del 70 %. La meta de reservas de carbono en bosques es totalmente factible, e incluso puede ser superada. La propuesta de China de gastar 41 billones de yuanes en el cambio climático es inaudita y demuestra qué tan en serio se toma esta cuestión el gobierno chino. Sin embargo, China no ha fijado metas para sus emisiones pos-2030. Pero si China puede alcanzar el máximo de sus emisiones en 2025, las emisiones de gases de efecto invernadero pueden caer a sus niveles de 2005 –unos 5 mil millones de toneladas– para 2050. Si China logra alcanzar el máximo anticipadamente –más cerca de 2020 que de 2030– aumentará con ello la posibilidad de lograr un máximo mundial de emisiones de carbono para 2020.
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