Como el único país suramericano que no cuenta con un ministerio de medioambiente, sorprende poco que el plan nacional climático de Argentina, anunciado en Buenos Aires la semana pasada, fuera definido por los especialistas en el tema como poco ambicioso. Los expertos han censurado el compromiso argentino a reducir un 15% sus emisiones de gases de efecto invernadero de cara al 2030 tomando como año base al 2005, aunque dejan abierta la posibilidad de una reducción del 30% en el caso de obtener financiamiento por parte de organismos internacionales. Mientras que el gobierno describió el plan como ambicioso y acorde a las posibilidades del país, expertos en cambio climático y organizaciones ambientales lo criticaron por considerarlo inferior al del resto de la región y por basar la baja de emisiones en acciones que ya se tendrían que haber implementado tiempo atrás. Brasil, el país que más emite de toda la region, anunció la semana pasada un corte de emisiones del 37% por 2025 basado en niveles de 2005 , aumentándose a un 43% por el año 2030. Argentina, al igual que el resto de los países firmantes de la Convención Marco de Naciones Unidas en Cambio Climático, está obligado a presentar su plan de contribuciones previstas y determinadas a nivel nacional (INDC) de cara a la cumbre de cambio climático COP21 a desarrollarse en Paris en diciembre. “Argentina tiene la obligación y la necesidad de seguir creciendo, no vamos a sacrificar a nuestra gente para quedar bien con organismos internacionales. El cambio climático es un problema que nos afecta a todos pero las responsabilidades son diferentes. Vamos a cumplir con lo que prometimos pero esperamos que los países desarrollados también lo hagan”, sostuvo el Secretario de Ambiente Sergio Lorusso a Diálogo Chino. El plan de Argentina se centra en muchas acciones que ya se están desarrollando, como la de mejorar la red de ferrocarriles e incrementar su participación en el transporte de cargas y la construcción de más represas hidroeléctricas y plantas nucleares. Pero al mismo tiempo pone el foco en medidas a futuro como optimizar la eficiencia energética a nivel doméstico e industrial e incrementar el corte de biodiesel en los combustibles. “Los países somos soberanos de decidir nuestras metas. Es un punto de partida, después veremos si podemos mejorar”, afirmó Fabiana Loguzzo, Directora de Asuntos Ambientales en la Cancillería de Argentina. No obstatnte, Juan Carlos Villalonga, ex director de Greenpeace Argentina y actual director de la Agencia de Protección Ambiental, cuestionó con dureza el plan climático de Argentina en conversación con Diálogo Chino. “Es un compromiso de a poco y simplemente suma a todo lo que ya se hizo. La mitigación va a depender fuertemente de centrales nucleares y grandes represas hidroeléctricas. No podemos quedar en un nivel más bajo al del resto de la región, hay que revisar los números”, expresó Villalonga. El gobierno también aspira a lograr un mayor desarrollo de las energías renovables, las cuales hoy representan menos del 1% de la matriz energética del país. De lograrse una reducción de emisiones del 15%, Argentina espera que las renovables pasen a representar entre el 8% y el 12% de la matriz para 2030, un número que crecería a razón del 20% en el caso de lograrse una baja del 30% en las emisiones. Sin embargo, el objetivo va a contra mano de una reciente ley aprobada por el Congreso que plantea llegar al objetivo de una participación de las energías renovables del 25% en la matriz para el 2025. Retrasándose El compromiso asumido por la Argentina en cambio climático ocurre poco tiempo después de las metas presentadas por otros países de América Latina, bastante más significativas a las de Argentina. Brasil, Perú y Colombia propusieron disminuir sus emisiones de forma no condicional en un 20% para el 2030 (aumentándose hasta un 30% con financiamiento internacional) y en el caso de, México se comprometió a un 25% para el mismo año, que aumentaría a un 40% en el caso de obtener financiamiento internacional. “Argentina es un país miembro del G20, aspira ser parte de los BRICS y es el país número 21 en la mayor emisión de gases. Plantear una reducción del 15% de las emisiones implica un escaso nivel de esfuerzo y compromiso. Todas las medidas propuestas a futuro ya se tendrían que haber implementado. Espero que a futuro exista una instancia para mejorar los objetivos”, sostuvo a Diálogo Chino Enrique Maurtua Konstantinidis, experto en cambio climático de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN). Argentina es solamente responsable del 0.88% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial, de acuerdo a la recientemente publicada Tercera Comunicación en Cambio Climático. Sin embargo, al medir las emisiones per cápita, los argentinos tienen la misma huella de carbono que ciudadanos europeos, según datos del Banco Mundial. La agricultura y el sector ganadero representan más de la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero de Argentina, incluyendo dentro de ese porcentaje a las emisiones por deforestación. El segundo gran sector es la energía, que representa el 43% de las emisiones incluyendo las áreas de transporte e industrias de manufactura. El INDC no incluye medidas para trabajar en agricultura, ganadería, ni residuos pero deja abierta la puerta para incorporar a estos sectores en un futuro cercano. “Son cifras posibles, está hecho en gran parte con proyectos que ya están planteados. Es ir a lo seguro. Prefiero que Argentina plantee algo realizable a que después no haga nada. El país no tiene una gran cultura de preservación de los recursos naturales pero ahora va a tener que rendir cuentas” afirmó a Diálogo Chino Carolina Vera, profesora e investigadora del clima en el Centro de Investigaciones del Mar y la Atmosfera. Nuevo gobierno, más de lo mismo Comenzó oficialmente la campaña para las elecciones en Argentina y probablemente la promesa ambiental más significativa del momento haya sido la de Daniel Scioli, el candidato elegido por el Frente de la Victoria, partido de la presidenta saliente Cristina Kirchner y cómodo ganador en las primarias de agosto. Scioli prometió que el medioambiente ocupará un lugar central en las políticas estatales durante su mandato. Pero el resultado de las elecciones no dependerá de promesas como las de Scioli, sostiene Andrés López, director del grupo de expertos para el desarrollo CENIT, con sede en Buenos Aires, quien afirma que el medio ambiente no es considerado un tema relevante y que sólo es la principal preocupación de una minoría de votantes. La inflación, el déficit presupuestario de aproximadamente 2 mil millones de doláres y la necesidad de sostener las relaciones con los mercados internacionales de capitales, turbulenta desde el incumplimiento de 2002, ocupan los primeros puestos de la agenda económica. El Instituto Nacional de Estadística (INDEC) de Argentina calcula que la inflación está alrededor del 13,3 %, pero las estimaciones independientes sugieren que la tasa real podría ser el doble. “El electorado se preocupa por otras cosas, como el fortalecimiento institucional, la independencia judicial y la atracción de la inversión extranjera”, dice Jimena Blanco, principal analista para América Latina de la consultora política Verisk Maplecroft. Ni siquiera la apasionada encíclica del Papa sobre el cambio climático logró resonar en los votantes de su país nativo, dice Blanco, y sostiene que hay una gran diferencia entre la capacidad del Pontífice para influir sobre quienes se autodenominan católicos y quienes verdaderamente practican esa religión. La influencia de la Iglesia en la política argentina ha decaído desde la década de 1980 y las confrontaciones con la actual presidenta, Cristina Kirchner, no han ayudado mucho a recuperar a una sustancial cantidad de votantes de izquierda. Daniel Ryan, director de investigaciones en la FARN, asegura que hay una paradoja en las actitudes de los argentinos respecto al medio ambiente, que se refleja en las encuestas: “aproximadamente el 70 % de los argentinos cree que el medio ambiente es un tema importante, pero no aparece entre sus prioridades políticas cuando se lo clasifica junto con otros temas”, explica. Por lo tanto, dice, el medio ambiente recibe poca atención por parte de los candidatos cuyas declaraciones ambientales suelen ser poco específicas e indistinguibles entre sí. Pero la historia es otra en las zonas vecinas a los grandes proyectos extractivos en Argentina e, irónicamente, a los desarrollos de infraestructura energética responsables de reducir las emisiones. Estos proyectos pueden incidir tanto a nivel ambiental como político, afirman los analistas. Los planes gubernamentales para aumentar la capacidad energética del país en un 5 % mediante la construcción de dos represas en la Patagonia con financiamiento chino han indignado a los ambientalistas, quienes afirman que estos proyectos podrían amenazar al icónico glaciar Perito Moreno. China está desempeñando un importante papel en el desarrollo de la infraestructura energética argentina y ambos gobiernos han firmado una serie de acuerdos en febrero de este año, que incluyen tratados sobre energía nuclear e hidroeléctrica. Pero la cooperación bilateral ha producido avances relativamente escasos en el caso de las energías renovables no hídricas; hasta el momento los expertos predicen pocos cambios importantes en la matriz energética del país durante la próxima gestión, a pesar de las promesas. En línea con las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (INDC, por su sigla en inglés), pero con un marco temporal más reducido, Mauricio Macri, candidato a la presidencia por el partido de centroderecha Propuesta Republicana (PRO) aumentaría la participación de las energías renovables al 10 % hacia fines de su primera gestión (2020), según informó al Buenos Aires Herald su principal asesor ambiental. Por su parte, Scioli prometió convertir a la Argentina en “un país líder en energías renovables”. Pero para reverdecer la matriz económica argentina es necesario un importante ajuste del sector: actualmente, el petróleo y el gas natural representan mas del 80 % de la oferta energética primaria total de Argentina, cuando el promedio regional latinoamericano es de aproximadamente el 66 %. Según Blanco, cualquier inversión destinada a ampliar las energías renovables no hídricas será local y probablemente estará impulsada en forma oportunista por el sector privado en vez de responder a una estrategia estatal. Blanco agrega que es probable que se mantenga el énfasis en las energías no renovables debido a la anticipada bonanza de esquistos bituminosos prevista en el campo de Vaca Muerta en la provincia de Neuquén: las mayores reservas de petróleo y gas de esquistos bituminosos (shale) del mundo fuera de los Estados Unidos.
A los electores argentinos no les importa el medioambiente
Plan climático y ambiental es una demostración de eso