La ansiedad por las incertidumbres que generan los cambios en América Latina es palpable en China. “Venezuela no prolongará indefinidamente su deuda” fue el título de una reciente editorial del Diario del Pueblo, portavoz oficial del Partido Comunista. El artículo hace una afirmación atrevida y ofrece una muestra de realpolitik. “Cualquier país, independientemente de la ideología política del partido que esté en el poder, prioriza el desarrollo económico y el mejoramiento del sustento de su gente. ¿Qué país en este mundo no desearía subirse al tren expreso de China hacia el desarrollo económico?” Esta editorial oficial fue la respuesta a una oleada (no un artículo único, sino en su mayor parte conversaciones en los medios sociales) de especulación sobre la solvencia del gobierno venezolano con el telón de fondo de una economía que tambalea y podría precipitar el fin del gobierno chavista que, durante más de una década, ha mantenido vínculos amistosos con Pekín. La editorial del Diario del Pueblo señala primero que “hasta el momento Venezuela no ha incumplido ningún vencimiento ni los términos del acuerdo”. Luego estima que el país sudamericano cuenta con 300,000 millones de barriles de petróleo crudo, aproximadamente el 18% de las reservas del mundo, que podrían durar “al menos otros 300 años” y tienen un elevado potencial de monetización. La editorial concluye afirmando que un cambio futuro del gobierno en Caracas no agriará las relaciones bilaterales. La oposición y los chavistas pueden estar “permitiéndose disputas políticas”, pero la sociedad venezolana en su conjunto cree que los fondos y la tecnología china son muy importantes y que “es necesario continuar la cooperación con China”. Estas tribulaciones por la deuda tienen como telón de fondo cambios políticos más amplios en América Latina: después de más de una década de predominio de gobiernos con tendencias de izquierda en el continente, son los partidos más de centroderecha los que están llegando al poder. En Argentina, la alianza Cambiemos de Mauricio Macri puso fin a más de una década de kirchnerismo (una rama del tradicional movimiento peronista); en Brasil, la presidenta Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores, fue suspendida temporalmente por un proceso de juicio político y reemplazada interinamente por el liberal Michel Temer; en Venezuela, el sucesor nombrado por Hugo Chávez, Nicolás Maduro, enfrenta una crisis económica sin precedentes y una creciente presión para que deje el cargo después de que la oposición ganara por abrumadora mayoría en la Asamblea Nacional el año pasado; en Cuba, el gobierno de Raúl Castro restableció los vínculos diplomáticos con Estados Unidos y puso fin a décadas de embargo económico. Un sinónimo de la llamada “marea rosa” de gobiernos izquierdistas que llegaron al poder de manera arrolladora hacia fin de siglo, dirigidos por Chávez y Lula da Silva en Brasil, fue una era de precios exorbitantes para las materias primas, que la demanda china aumentó. Los países ricos en hierro, cobre, soja y aceite orientaron sus políticas de desarrollo hacia la extracción y las exportaciones, aparentemente sin preocuparse demasiado por una caída de los precios, ni por los costos ambientales. Los medios occidentales rápidamente reprobaron la gestión de los recursos latinoamericanos que hizo la izquierda y su dependencia de China. Pragmatismo diplomático El ministro chino de Asuntos Exteriores Wang Yi ha reconocido los cambios en el panorama político latinoamericano aunque destacó que “la política de China para fomentar la cooperación con los países latinoamericanos continúa sin cambios”. En un comunicado de prensa oficial, después de una reunión con su contraparte argentina, Susana Malcorra, en Pekín el 19 de mayo, Wang dijo que aunque el volumen del comercio de materias primas entre China y América Latina “cayó ligeramente”, las dificultades que enfrentan los países latinoamericanos son “temporales” y la cooperación en inversión, finanzas, capacidad productiva e infraestructura continuará. Malcorra, en representación del joven gobierno de Macri, estuvo en Pekín para ratificar los acuerdos de infraestructura firmados por la gestión anterior. A pesar del deseo de “revisar” ciertos aspectos de los acuerdos, el nuevo gobierno enfatizó su fuerte deseo de “ratificar la alianza estratégica con China”. Tribulaciones venezolanas El Financial Times informó que funcionarios chinos se habían reunido con miembros de la oposición venezolana para asegurarse de que el país honrará sus deudas incluso en caso de un referendo de destitución que limite la gestión del presidente Nicolás Maduro. El gobierno chino negó el informe al día siguiente. El Financial Times también informó que Venezuela había solicitado una moratoria para su deuda, equivalente a 65 000 millones de USD. No existen datos oficiales sobre el monto exacto ni los términos de la deuda del lado chino y los medios —tanto comerciales como oficiales— citan fuentes de noticias extranjeras y simultáneamente niegan su credibilidad. La editorial del Diario del Pueblo culpó a los “medios occidentales” por insistir sobre este tema, afirmando que cuando la seguridad financiera y energética están en juego “es práctica habitual mantener en secreto los detalles de los acuerdos”. “La actual crisis venezolana preocupa a Pekín”, dice Antonio Hsiang, director del Centro de Estudios Económicos y Comerciales de Latinoamérica en la Universidad de Tecnología de Chihlee. Aunque la cooperación Sur-Sur no necesariamente se basa en la ideología, si un símbolo como Venezuela incumple su deuda, el fracaso del modelo de “dinero por petróleo” implicará un golpe a la diplomacia china en América Latina, dice Hsiang a Diálogo Chino. También cree que los “gobiernos izquierdistas tienen una tendencia a la retórica antiestadounidense” y agregó que el cambio político actual en Latinoamérica implica una pérdida de poder para Pekín en el hemisferio occidental: “Están perdiendo camaradas en la esfera diplomática”, concluye. Adaptarse al cambio “En los próximos cinco a diez años, los gobiernos de derecha tendrán un papel fundamental en la política latinoamericana” predice un anuario de 2015 publicado por el Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Academia China de Ciencias Sociales. El anuario (que no está disponible en línea) fue publicado el 1 de junio y destaca dos tendencias principales: “Grandes cambios políticos en ciernes y una baja de la actividad económica en general.” El anuario nota la transición de izquierda a derecha, pero destaca que es un cambio “estable” dentro de los marcos legales constitucionales y que, por lo tanto, la estabilidad política en general se ha mantenido. “La izquierda latinoamericana enfrenta su mayor desafío en una década, los partidos de derecha están ganando terreno y la izquierda sufrió un golpe en Argentina, Venezuela y Brasil”, dice la investigación y resalta que “en el panorama político de la región se están dando cambios profundos”. Zhang Fan, investigador en relaciones internacionales en el Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Academia de Ciencias Sociales, cree que las divisiones diplomáticas han comenzado a profundizarse en la región. En el informe de prensa del anuario se cita a Zhang diciendo que “El restablecimiento de los vínculos diplomáticos entre Cuba y EE. UU., y el ajuste de las políticas estadounidenses hacia los gobiernos de izquierda de América Latina son claras señales de la continua influencia de los factores extraregionales en la región”. El trabajo también señala que las prioridades diplomáticas para los países latinoamericanos deben mantener vínculos estrechos con los países del hemisferio occidental. Zhang Fan se negó a mantener una entrevista telefónica o por correo electrónico con Diálogo Chino. Frente a estos cambios, el anuario de 2015 sugiere que China podría implementar “reajustes en sus políticas” y una “reorientación estratégica” en América Latina. Con un claro énfasis en el pragmatismo, el anuario sugiere además la búsqueda de una mayor cooperación en proyectos de infraestructura para ampliar el comercio bilateral y las relaciones comerciales. El fin de un ciclo “El ciclo hacia la izquierda en América Latina está llegando a su fin”, reconoce He Shuangrong, otro investigador sobre América Latina de la Academia de Ciencias Sociales en un artículo sobre el sitio web del Departamento Internacional del Comité central del Partido Comunista de China. El trabajo, publicado el 27 de abril bajo el título “¿Resurgirá nuevamente la izquierda latinoamericana o comenzará un nuevo ciclo político?”, en vez de tratar las preocupaciones por la solvencia frente a la deuda o reafirmar un pragmatismo apolítico, está en realidad dedicado a observar la caída de los supuestos aliados ideológicos en el hemisferio occidental. Después de los errores de política cometidos durante su gestión, dice el artículo, la izquierda debió enfrentar una desaceleración económica mundial y por ello la centroderecha ganó en elecciones consecutivas en la región. Wu Baiyi, director del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Academia de Ciencias Sociales toma una visión de más largo plazo de los procesos electorales “inherentemente cíclicos” y dice que “la base popular de la izquierda en América Latina está esencialmente intacta”. “Si los gobiernos de derecha no logran encontrar la manera de salir de la desaceleración económica, […] es muy posible que la izquierda latinoamericana resurja”, dice Wu.
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