Clima

Más que paneles solares: lecciones de la transición energética justa en Medellín

Vecinos de la segunda ciudad más importante de Colombia han implementado iniciativas para obtener energía eléctrica a pesar de la falta de capacitación técnica
<p>Esneda Ramírez, lideresa del proyecto Huertas para la Paz en el barrio de Santo Domingo, en Medellín. La ciudad colombiana alberga diversos proyectos comunitarios centrados en las energías renovables. Este lugar en concreto cuenta con un proyecto de secado de flores que aprovecha la energía solar (Imagen: Diana Carolina Martínez López)</p>

Esneda Ramírez, lideresa del proyecto Huertas para la Paz en el barrio de Santo Domingo, en Medellín. La ciudad colombiana alberga diversos proyectos comunitarios centrados en las energías renovables. Este lugar en concreto cuenta con un proyecto de secado de flores que aprovecha la energía solar (Imagen: Diana Carolina Martínez López)

El agua de la quebrada La Rafita arrasó el barrio El Pacífico en Medellín, Colombia, en la tarde del 18 de septiembre de 2020. Cuatro casas quedaron destruidas y otras doce se inundaron.

“Esto era una tragedia total. Cuando llegó la noche todo estaba oscuro, no se veía”, recuerda Nancy Quirós, una de las integrantes de la Junta de Acción Comunal. Los bomberos llegaron al anochecer a la zona. Trabajaron sin alumbrado público que facilitara el rescate de la gente atrapada en los que fueron sus hogares.

Los habitantes —en su mayoría víctimas desplazadas del conflicto armado interno que se trasladaron a la zona en busca de una vida mejor— ya estaban acostumbrados a vivir sin alumbrado público ante la falta de mantenimiento. Evitaban salir cuando se ocultaba el sol y, si era inevitable, alumbraban con sus celulares los recorridos por las estrechas escaleras de cemento que conectan a las casas. La tragedia del 18 de septiembre les llevó a buscar una solución.

La primera fue una turbina hidráulica que construyeron con cucharas para servir la mazamorra, una sopa típica de Medellín. Al conectar este sistema a un generador, lograron generar la electricidad que hoy ilumina la sede de la Junta de Acción Comunal. Después, llegaron los ocho paneles solares, que gestionaron en conjunto con el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación.

Una rueda hidráulica hecha con una rueda y cucharas
Esta turbina hidráulica, construida con cucharas, una rueda de bicicleta y baterías de un ordenador, ayudó a los residentes del barrio El Pacífico de Medellín a generar electricidad antes de la llegada de la energía solar (Imagen: Diana Carolina Martínez López)

Con estos proyectos, El Pacífico se alineó con el concepto de transición energética justa, involucrando a los habitantes en el diseño, construcción, instalación y administración de la energía. Pero El Pacífico no ha sido la única comunidad que ha explorado nuevas fuentes de energía. En Medellín, la segunda ciudad más importante de Colombia, existen al menos otras tres iniciativas vinculadas a la energía solar.

No es solo instalar paneles solares

Los paneles solares en el barrio La Estrecha de Medellín, un sector de calles empinadas, adquirieron en poco tiempo una fama inesperada. Rodrigo García, residente local, recuerda que fue su hijo quien llevó el primer panel a la casa para poner a prueba un piloto que habían desarrollado con la Universidad EIA. La factura de energía de la familia García disminuyó entre un 20 y 30% (de lo equivalente a 18 dólares en moneda local, pasó a 15).

Dado su éxito, 23 familias más se vincularon. Se instalaron 46 paneles en los techos más altos de tres viviendas.

paneles solares en techos de casas
Los paneles solares en los techos de las casas de La Estrecha han permitido que este barrio de Medellín se convierta en un generador de energía distribuida (Imagen: Diana Carolina Martínez López)
A woman changes the light bulb in the house
Beatriz Tamayo, residente en La Estrecha, cambia una de las bombillas de luz de su casa, que funcionan con energía solar (Imagen: Diana Carolina Martínez López)

Sin embargo, en diciembre de 2023, el proyecto finalizó. Para evitar que todo lo que habían construido desapareciera, la comunidad se organizó. La Estrecha es hoy un generador distribuido de Colombia: produce energía a través de paneles solares para venderla a comercializadores.

Andrés Castaño, representante legal de la comunidad solar La Estrecha, asegura que desde ese entonces se han dado cuenta de su falta de conocimientos técnicos sobre la energía. Ello ha dificultado la interacción con las empresas y el involucramiento de más vecinos en el proyecto.

Esta falta de capacitación no es un problema exclusivo de La Estrecha. Las lideresas del proyecto Huertas para la Paz, el cual impulsa huertas comunitarias, también han enfrentado desafíos. En 2021, una fundación les entregó un horno solar que capta energía del sol mediante espejos y el calor acumulado cocina los alimentos o ayuda a deshidratar plantas aromáticas, como es el caso en las Huertas.

Esneda Ramírez, lideresa del barrio, cuenta que ha habido dificultades para que el proyecto sea sostenible pues no han tenido la capacitación suficiente para optimizar el uso del horno. “Hace falta un técnico que dé la teoría de la importancia del horno porque no lo sabemos valorar. Me explicaron cómo usarlo, pero las demás personas ven que es difícil, que requiere de paciencia y no ven los beneficios que nos puede generar para tener un sustento de eso”, lamenta.

a woman demonstrates a solar-powered oven
Ramírez muestra el horno solar que utiliza para deshidratar plantas aromáticas como parte del proyecto Huertas para la Paz (Imagen: Diana Carolina Martínez López)

Otro obstáculo han sido las condiciones climáticas, dado que en Medellín suele haber días nublados y precipitaciones intermitentes, principalmente en los barrios de la montaña. Estas condiciones les demanda estar pendiente de girar el horno a medida que cambia de posición el sol o resguardarlo si viene la lluvia, para que la humedad no afecte el secado de las plantas.

“El horno trabaja bien, pero es mejor en lugares calientes como la costa, donde haya mucho sol. El clima de acá no se presta para un secado rápido”, lamenta Ramírez. Dada esta situación, solo ella —de las 16 personas que conforman Huertas para la Paz— ha asumido la tarea con esperanza de que funcione.

La autonomía energética implica que no dependamos de otros sino entender que tenemos derecho a ser parte del proyecto
James Rúa, líder comunitario de El Pacífico

Para minimizar las barreras, en el barrio El Pacífico se ha impulsado la Escuela Popular de Autonomías. En este espacio se ha seguido un proceso pedagógico para reflexionar acerca de las necesidades energéticas y las herramientas que tienen en la zona para generar energía. Esto ha facilitado que los habitantes, incluidos niños y niñas, participen en la construcción de los dispositivos, como la rueda hidraúlica, o de la instalación de los paneles, y comprendan cómo se genera la electricidad.

“La autonomía energética implica que no dependamos de otros sino entender que tenemos derecho a ser parte del proyecto. Evita que alguien nos discrimine y nos haga a un lado en una lucha que estamos dando todos”, dice James Rúa, líder de El Pacífico.

Para impulsar proyectos de transición energética justa, todos coinciden en la necesidad de que la comunidad tenga sentido de pertenencia del territorio e impulse las iniciativas. Antes de establecerse en La Estrecha, la Universidad EIA intentó implementar los paneles en la Comuna 13 de Medellín. Sin embargo, la mayoría de los habitantes vivían en arriendo y no tenían cohesión, según Rodrigo García.

Sofía Carvalho, quien hace parte de Producciones Merlín, una compañía que ha vinculado la energía solar con la producción musical en Medellín, destaca la importancia de construir redes de apoyo. “Este es un camino incómodo, que posiblemente lleve más tiempo, dinero y reflexión, pero es necesario. Se debe buscar una red de apoyo porque este es un camino solitario. A veces es remar contra la corriente. Con esa red se comparte conocimiento, acciones y frustraciones”, afirma Carvalho.

Ninguna de las cuatro iniciativas consultadas por Dialogue Earth ha tenido contacto entre sí, lo que pone de relieve una de las debilidades actuales de este movimiento en Medellín.

Una mujer cantando en un estudio de grabación
Catalina Calle, vocalista del grupo musical Puerto Candelaria, canta en el estudio de grabación alimentado con energía solar de Merlín Producciones (Imagen: Diana Carolina Martínez López)

Merlín lleva dos años vinculando los paneles a su trabajo, desde que la empresa Celsia les donó un techo solar, y se ha convertido también en otro generador distribuido del país. Produjeron La Sinfonía de los Bichos Raros, el primer disco hecho 100% con energía renovable en la productora, con el enfoque de transformar las formas de consumo del público y su relación con la naturaleza.

Los desafíos de la transición en las ciudades

Aunque los proyectos de transición energética se han concentrado en las áreas rurales de Colombia como una forma de suministrar energía eléctrica a las zonas que no cuentan con esta, resulta necesario que se empiece a impulsar también en las ciudades, coinciden especialistas.

Juan Pablo Soler, investigador del área de Justicia Climática y Energía de Censat Agua Viva, una organización ambiental, sostiene que es en las ciudades donde se concentra la principal demanda de energía en el país. Para Soler, a pesar de que Colombia lleva más de 20 años explorando la transición energética, las iniciativas han sido limitadas por la falta de regulación clara y voluntad política. Además, cuestiona que hay una ausencia de justicia hacia las comunidades que han impulsado estos proyectos, porque los incentivos se concentran en las grandes empresas privadas. Añade que la población de las zonas urbanas, como Medellín, se enfrenta a retos adicionales debido a la desconexión habitual entre las soluciones tecnológicas que se ofrecen y las necesidades reales de las comunidades.

Violeta Garrido, investigadora en el área de Filosofía de la Universidad de Granada, cuestiona, además, que se está depositando la transformación ambiental y social solo en la implementación de iniciativas de energías renovables. Para ella, el solucionismo tecnológico, la confianza en que la tecnología solucione los problemas ambientales,  instaura una “cultura de pasividad” y “no nos obliga a modificar nuestros patrones de producción, de distribución y de consumo”.

Por lo pronto, los vecinos de los barrios La Estrecha, El Pacífico, Santo Domingo y Producciones Merlín enfrentan el reto de mantener sus iniciativas y atraer a más vecinos. La clave está en compartir el conocimiento y garantizar que las nuevas generaciones asuman el liderazgo de una transición energética que sea verdaderamente justa, aprendiendo de las lecciones acumuladas.

“Nos estamos volviendo viejos y con todo lo que hemos aprendido debemos decirle a la niñez que no es difícil hacer estos proyectos energéticos. Ellos también hacen parte de la comunidad y son quienes se van a quedar en este planeta cuando nosotros ya no estemos”, afirma James Rúa.

Esta historia fue producida en el marco del proyecto Narrar la TEJ, impulsado por las organizaciones de la Alianza Potencia Energética Latam.